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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El sambenito del inversor español

Al español de a pie se le ha tachado tradicionalmente de ser un inversor conservador. Como si de un sambenito se tratara, la aversión al riesgo de los españoles se subraya en cada estudio o encuesta que se elabora a nivel europeo, aunque justo es reconocer que compartimos esa pequeña lacra con el pueblo alemán. Luego está el anglosajón, avezado inversor de amplia cultura financiera y, por ende, más agresivo. El español, a su lado, más parece financieramente inculto y miedica.

Lo cierto es que a nadie le gusta perder su dinero, sea español, alemán, inglés o italiano. Pero el español tiene una larga tradición de inversiones conservadoras porque los tipos de interés de dos dígitos de hace algunas décadas hacían de los depósitos una opción atractiva. Eso, y el hecho de que la Bolsa española se desarrolló mucho más tarde que la británica. Además, frente al sistema financiero sajón, donde cobra fuerza la figura del asesor independiente, España -como Alemania- confía sus decisiones de ahorro a las amplísimas redes de oficinas de los grandes bancos y cajas, que no van a perder la oportunidad de vender masivamente un producto arriesgándose a que esa apuesta sea fallida. Es decir, que si de vender a gran escala se trata, mejor que sea un garantizado que uno de Bolsa. En definitiva, el primero preserva el capital y no levanta quejas.

Merece echar un vistazo al mercado de fondos. El fondo que más partícipes tiene de toda la industria es nada más y nada menos que un producto monetario del BBVA en el que están invertidos 336.000 partícipes. El siguiente, monetario también aunque del Santander, tiene 150.000.

Lo sorprendente es que el tercer lugar, con 86.500 partícipes, lo ocupa un fondo de telecomunicaciones. Uno de los fondos más arriesgados de los últimos cinco años -un 24% de pérdida por cada ejercicio- en el que están atrapados 86.500 inversores. Alguien se pilló los dedos hace cinco años lanzando masivamente un fondo muy agresivo en el peor momento. Después llegaron los garantizados. ¿Quién es hoy más conservador, el inversor o el banco?

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