La defensa de los minoritarios
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, se mostró ayer preocupado por lo que califica como 'escaso respeto por el accionista minoritario' y anunció que el Ejecutivo piensa tomar medidas para garantizar la implantación de normas de buen gobierno basadas en la transparencia, en unos consejeros 'genuinamente independientes' y en unos reguladores 'eficaces y neutrales'.
El Gobierno socialista ya ha transmitido reiteradamente la idea de que el buen gobierno no sólo debe ser materia de interés académico, sino que es un elemento esencial para la buena marcha de las empresas y de la economía en general. Un factor clave para que se desarrolle con fluidez el circuito ahorro-inversión. Poner el dinero en manos de terceros es siempre un acto de fe que sólo puede darse en un entorno de buenas prácticas, que asegure que quienes lo administran tendrán razonablemente en cuenta los intereses del ahorrador.
En ocasiones las prácticas empresariales no tienen suficientemente en cuenta el interés de los accionistas minoritarios, y éstos se han mostrado tradicionalmente muy pasivos en la defensa de sus propios intereses. Se trata, sin embargo, de una pasividad fomentada por la actual legislación, que sólo permite sugerir o tomar determinadas decisiones en una empresa a quienes dispongan de al menos un 5% del capital.
La oferta del Ministerio de Economía para analizar a fondo la situación del buen gobierno en España es especialmente bienvenida. Y es importante sobre todo porque se produce sin la acuciante necesidad de actuar con la que se acometieron anteriores reformas de transparencia. Una pausada reflexión, la atención a todas las partes implicadas y una sabia combinación de normas y autorregulación pueden conducir a la necesaria mejora de muchos aspectos del marco en el que operan las empresas.