Ratzinger, Benedicto XVI
Los 115 cardenales reunidos en cónclave en la capilla Sixtina del Vaticano han elegido esta tarde nuevo Papa, el primero del siglo XXI, y lo han anunciado con la tradicional fumata blanca, acompañada por primera vez con un repique de campanas. Por segunda vez en este segundo día de cónclave, el humo ha comenzado a salir de la chimenea de la capilla a las 17.50 horas, y tras varios minutos de estupor y confusión en torno al color, una bocanada blanca acompañada del redoblar de las campanas ha confirmado la noticia: Habemus Papam. Mientras los presentes en la plaza de San Pedro se fundían en un clamor, Radio Vaticano ha confirmado la elección del sucesor de Juan Pablo II. De momento, se desconoce el nombre del nuevo obispo de Roma.
A diferencia de ayer, esta mañana no ha habido confusión. A falta de unos diez minutos para el mediodía, la chimenea ha expelido una humareda claramente negra, muy distinta de la primera fumata, que ayer por la tarde suscitó algunas dudas sobre su color. Sin embargo, quizá para disipar dudas, la fumata ha durado varios minutos, hasta que han sonado las 12 de la mañana en las iglesias vaticanas, lo que ha confundido un tanto a los fieles y a los periodistas. Ya se marchaban de la plaza de San Pedro cuando el tañir de las campanas ha suscitado una pequeña ola de entusiasmo entre aquellos y un susto informativo entre éstos, disipado, junto al humo, también de inmediato.
Los 115 cardenales que deben elegir al nuevo Papa se enfrentan hoy a la segunda jornada del cónclave, en la que se celebrarán cuatro votaciones. Las dos primeras, sin éxito, ya han tenido lugar; el resultado de las dos votaciones de la tarde, a partir de las cuatro y media, será anunciado por una tercera fumata, alrededor de las siete de la tarde. Eso, si no hay acuerdo, porque si lo hay, una fumata blanca anunciará de inmediato que Habemus Papam (tenemos Papa).
Antes, por la mañana, los purpurados han celebrado misa en la Residencia de Santa Marta, donde se alojan durante el cónclave, para después dirigirse por segunda vez a la Capilla Sixtina y dedicarse a las votaciones y las deliberaciones. Una vez en la Capilla Sixtina, los prelados han rezado primero las laudes de la Liturgia de las Horas e inmediatamente después ha dado comienzo la segunda jornada del cónclave.
Grupos de seguidores
Mientras, en la plaza de San Pedro, los fieles parecen organizarse por países, como si de un mundial de fútbol se tratara. Habida cuenta que era prácticamente seguro que ayer no habría fumata blanca, había más ambiente esta mañana en la plaza que da acceso a la Basílica, pese al cielo encapotado. Muchos grupos de países que cuentan con papables animaban a su candidato, como un ruidoso grupo hondureño, que clamaba por la elección de âscar Rodríguez Maradiaga. Sus ánimos eran contrarrestados por otro de alemanes, que expresaban sus preferencias por el cardenal Joseph Ratzinger.
Pocos españoles se han dado cita en la plaza de San Pedro, y los que lo han hecho no tienen especiales preferencias, salvo una leve inclinación por que el elegido sea hispanoamericano. âscar Frisas, cubano, se apuntaba al gremio de los que no apuestan por sus papables y rechazaba la candidatura del arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, por sus connivencias con Castro. También un fornido estadounidense, Jean Paul, envuelto en una gran bandera de las barras y estrellas, rechazaba a los cardenales estadounidenses y mostraba su convicción de que ¢el mundo está preparado para un papa negro¢ y apostaba por el nigeriano Francis Arinze. En su opinión, basta con que EE UU sea la única superpotencia política y militar.
Un cónclave breve
Aunque se espera que sea un cónclave breve, sólo los cardenales saben cuánto les ocupará la tarea de elegir Pontífice. Joseph Ratzinger, el cardenal alemán protagonista absoluto de la jornada de ayer ofició la misa pro eligendo pontifice como decano del Colegio Cardenalicio, invocó la ayuda del espíritu santo y leyó el juramento de los cardenales- es uno de los favoritos, al igual que el cardenal Dionigi Tettamanzi, pero en las primeras 34 votaciones de la primera fase, en las que uno de los candidatos ha de obtener dos tercios de los votos, bastan 39 papeletas para bloquear una elección.La Constitución Apostólica que rige todo el proceso establece que en los tres primeros días se celebrarán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, con dos fumatas al día (al mediodía y por la tarde, hacia las cinco de la tarde) para dar cuenta del resultado. En este primer periodo se producen 13 votaciones. Si tras esos tres días ninguno ha alcanzado los 77 votos necesarios para elegir al nuevo Papa, se procederá a una jornada de reflexión y plegarias en la que no se votará, tras la cual volverán a celebrarse tres tandas de siete votaciones, con sus respectivas pausas. Así, se suman ya 34 votaciones.A partir de ahí, según la Universi Dominici Gregis, que fija la elección papal, bastará con que uno de los candidatos logre una mayoría simple, es decir, la mitad más uno de los votos, aunque no se espera que se llegue a ese punto.