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Bolsa

La llave que abre las puertas de los índices sostenibles

La inversión mundial en los índices de sostenibilidad de Dow Jones ha superado los 3.000 millones de euros, una cantidad marginal si se compara con los índices generalistas, pero que ya supone una cantidad nada despreciable que muestra el creciente interés del inversor por saber que su dinero financia empresas que se preocupen por algo más que el dividendo.

Hasta que Dow Jones se decidió a crear el primer índice de sostenibilidad en 1999, sólo existían fondos éticos. Ellos decidieron ir más allá con un índice compuesto por las compañías que demostrasen ser punteras no sólo en obtener beneficios, sino también en la forma en la que los obtienen. Su intención fue crear un exclusivo club en el que sólo entran las empresas respetuosas con su entorno, que cuidan a sus empleados, y se preocupan de lo que sucede en los lugares donde desarrolla sus actividades. Un club de empresas sostenibles en el largo plazo.

Actualmente hay 320 empresas que cotizan en este índice global, pero sólo 9 españolas son miembros de este exclusivo club. Pero esto puede cambiar el próximo 7 de septiembre cuando se anuncie los nuevos miembros, que se revisan anualmente.

Sólo hay 9 empresas españolas de las 320 del índice global

La llave de este club la tiene Sam, la compañía que ha desarrollado la metodología de selección y que cada año actualiza los cuestionarios que los candidatos deben rellenar. En marzo se enviaron 2.500 invitaciones entre las empresas del Dow Jones Global Index para que participen en la revisión. Paralelamente, se seleccionan 166 empresas europeas de las 600 que componen índice europeo Dow Jones para determinar la composición del DJSISTOXX. Este año, además de las 600 empresas más grandes de Europa, se han identificado a las 600 de EE UU del DJ Stoxx Americas, pues piensan presentar nuevos índices para esta zona en septiembre.

Red Eléctrica, Cepsa, Cintra, Zardoya Otis, Banco de Valencia, Antena 3 y Ebro Puleva son las candidatas españolas, que ya han recibido la invitación a enfrentarse al duro cuestionario de Sam y la comparación con sus competidores. De los 50 cuestionarios que analizaba en sus inicios, Sam ha pasado a revisar unos 1.200, 600 que recibe de forma voluntaria y otros 600 de empresas que considera las mejores del sector.

'Seguimos un procedimiento financiero, medimos los intangibles y el valor de la empresa que no está cuantificado, pero la ética entra sólo por la puerta de atrás', apunta Edoardo Gai, analista de Sam que quiere subrayar el carácter técnico de su metodología.

El cuestionario se compone de entre 80 y 120 preguntas que se dividen en tres áreas: económica, medioambiental y socioculturales. Uno de los retos de la metodología de Sam ha sido precisamente equilibrar estos tres ámbitos.

Otro de sus esfuerzos ha sido adaptar las preguntas a las peculiaridades de actividad. 'Cada sector tiene sus puntos calientes', señala Stephanie Capdeville, representante de Sam en España, que para la farmacia puede ser el precio de las medicinas en países en desarrollo o para las eléctricas sus emisiones de CO2. De ahí, que el 40% de las preguntas sean específicas para sectores determinados.

'Nadie es perfecto, todos tienen problemas, pero valoramos especialmente las que evolucionan', dice Capdeville. Un punto en el que insiste Gai, que pone como ejemplo el análisis de la empresa en la prensa. 'Contamos las noticias negativas que se publican sobre una compañía, y su reacción: si es transparente y si toma medidas oportunas para cambiar un proceso. Lo importante es saber que hace algo para que no pase una segunda vez', añade Gai.

Aunque solicitan documentos internos, el principal problema de la metodología de Sam es que no tienen la capacidad de comprobar que los datos enviados son correctos. 'No tenemos recursos para verificar', reconoce Gai. Por eso solicitan que sus cuestionarios vayan firmados por los principales responsables de la compañía a modo de aval.

Por otra parte, toda el sistema de análisis de Sam está auditado por PwC.

La inversión ética obtiene una rentabilidad muy justa

'En los cinco años que existe el índice, se ha portado un poco mejor que la Bolsa en general. Se puede perder dinero, pero creo que lo importante es que se ha demostrado que se puede ganar', asegura Stephanie Capdeville, representante de Sam para España y Portugal, que cree que ésta es una demostración histórica de que las finanzas éticas pueden ser rentables. Pero, lo cierto, es que el índice europeo no está dando la rentabilidad que hubiese sido deseable.'Hay que mejorar el rendimiento', asegura Edoardo Gai, quien cree que estos resultados se deben a un desajuste entre las empresas que forman el índice, pues depende demasiado del comportamiento de las grandes corporaciones, un desequilibrio que tienen intención de corregir.Pero más allá de la rentabilidad bursátil, hay otros beneficios asociados al Dow Jones Sustainability. 'Son empresas que dan seguridad a largo plazo, que tienen un riesgo menor', asegura Gai, quien destaca entre las virtudes de los índices de sostenibilidad su menor exposición a las sorpresas de mercado. 'En caso de que suceda cualquier percance, estos índices sufren menos bajadas bruscas'.También hay otras ventajas, como les ha sucedido a empresas más pequeñas que, al entrar en este índice, les ha supuesto estar más visibles para nuevos inversores o darse a conocer en nuevos mercados.Quizás por estas razones, aunque la rentabilidad de estos índices formados por empresas responsables con su entorno, empleados y con la sociedad no sea la más espectacular, la inversión socialmente responsable no para de crecer y despertar un mayor interés entre los inversores.

Diferencias: Una comparación sectorial

¦bull;Existen otros índices y otras compañías que hacen este tipo de análisis y clasificaciones como son Eiris, Innovest o Siri. 'La principal diferencia es que nosotros somos una gestora. La información que obtenemos no se vende, la usamos para crear nuestros propios fondos y otros productos de inversión', aclara Capdeville.

 

¦bull;Más competencia La competencia para entrar en los índices de sostenibilidad de Dow Jones ha crecido, dada la calidad y cantidad de información que se presenta. 'Cada año nos contestan más empresas y el nivel es bastante alto, por lo que cada día es más difícil entrar para los nuevos candidatos', resalta Gai. La metodología de Sam favorece a las empresas que ya están en el índice, por lo que siempre resulta más difícil entrar que mantenerse.

 

¦bull;Los mejores de cada sector Este índice busca las mejores prácticas en cada sector, por lo que Sam no pide que se cumplan unos requisitos mínimos (como sucede en Ftsi4Goods), sino que siempre se compara con lo competencia. 'Antes había grandes diferencias entre empresas de un mismo sector, que hoy se han reducido terriblemente', asegura Gai.

 

¦bull;Feedback Tras la evaluación del cuestionario, Sam envía a la compañía un detallado informe con sus conclusiones, que sirve a la empresa para conocer su nivel en todos los aspectos de la gestión respecto a sus competidores.

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