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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La difícil tarea de atraer inversiones

El año 2004 ha supuesto un claro ejemplo de lo que puede ocurrir en el futuro con los flujos de capital a nivel internacional. En un entorno de desaceleración inversora, fruto de las grandes incertidumbres que viven las economías desarrolladas, las empresas apuestan cada vez más por los mercados emergentes, que no son precisamente los europeos. La inversión neta extranjera en España apenas ha alcanzado los 7.187 millones de euros, un 47% menos que un año antes, en línea con lo que ha pasado en Alemania o Francia. El dato es aún más preocupante si se tiene en cuenta que es el cuarto ejercicio consecutivo en que cae la inversión desde el exterior. El Gobierno ve la botella medio llena y resalta cómo este efecto se ha compensado con un aumento de la inversión española en el exterior, de forma que España se consolida como exportadora neta de capitales.

El hecho de que las empresas españolas conquisten mercados extranjeros, como es el caso de la banca en las últimas operaciones en el Viejo Continente, es una buena razón para estar satisfechos, pero no para lanzar las campanas al vuelo. La salida de capital español debería acompasarse también con un control de las inversiones extranjeras en España, para que no se descapitalice el país de forma acelerada. Y el mejor camino para evitar fugas de capitales no deseadas es atender a los argumentos que esgrimen los ahorradores e inversores extranjeros para seguir apostando por España. Y estos pasan por unas empresas saneadas, el apoyo al aumento de la productividad y un régimen fiscal atractivo.

Por otra parte, la inversión española en el exterior debería diversificarse aún más en vez de concentrarse en la vieja Europa, y atender a zonas emergentes como el sureste asiático, donde ya se está jugando el futuro de la economía mundial en el siglo XXI. Sin perder de vista tampoco a Estados Unidos, a donde sólo se dirige el 1,7% de la inversión neta española en el extranjero.

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