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Fraude en bolsa

Las autoridades desbaratan una red de fraude en la bolsa de Nueva York

La Fiscalía del sur de Manhattan presentó ayer hoy cargos de fraude contra quince operadores de la bolsa de Nueva York que trabajan o trabajaban para firmas "especialistas", que son las que median en la compraventa de acciones. Con esta operación, la mayor desde 1998, se desbarata una compleja red de fraude que operó al menos entre 1999 y 2003, y que se cree que proporcionó varios millones de dólares de beneficios ilegítimos para los operadores.

Junto con la acusación penal contra los quince operadores, la comisión de valores de Estados Unidos (SEC) presentó una acción judicial civil contra 20 operadores por los mismos cargos, al tiempo que llegó a un acuerdo con la bolsa de Nueva York por la responsabilidad que pudo haber tenido en el caso.

En el acuerdo, el New York Stock Exchange no reconoce ni niega responsabilidad y se compromete a crear un fondo de 20 millones de dólares para financiar auditorías anuales y para poner en práctica un sistema de vigilancia de vídeo y audio en el parqué.

La Fiscalía de Manhattan dijo que los quince operadores violaron las leyes del mercado de valores al ejecutar órdenes para sus cuentas personales antes que para las de sus clientes o bien al interferir en las órdenes de compra y venta que ya estaban vinculadas electrónicamente.

Siete de los acusados pertenecían a Van der Moolen Holdings, cuatro a Fleet Specialist (conocido ahora como Banc of America Specialist), dos a Bear Wagner, uno a Labranche & Company y el decimoquinto a Spear, Leeds & Kellogg (filial de Goldman Sachs).

Hasta 20 años de cárcel

Los acusados se enfrentan a una pena máxima de hasta 20 años de cárcel y a multas de hasta cinco millones de dólares o el doble de los beneficios obtenidos de manera ilícita, según explicó hoy el fiscal David Kelly en una conferencia de prensa.

Los "especialistas" o "creadores de mercado" son los intermediarios que se dedican a casar las órdenes de compra y venta de algunas determinadas acciones en el mismo parqué de la bolsa.

Estos son particularmente útiles en circunstancias de baja liquidez o cuando no hay órdenes de compra o venta, momento en el que pueden utilizar cuentas propias para agregar dinamismo al mercado.

Esta importante función sólo la realizan siete firmas en la Bolsa de Nueva York, de las que cinco (las mismas a las que pertenecían los acusados) llegaron el año pasado a un acuerdo mediante el cual pagaron 240 millones de dólares para cerrar la investigación civil abierta por las autoridades bursátiles. Sin embargo, las autoridades dejaron abierta la puerta para seguir acciones judiciales penales contra los involucrados.

Dos tipos de operaciones

El fraude consistía en dos tipos de operaciones indebidas: negociar "por delante" de los clientes y "posicionarse" en una orden ya existente. En el primer caso, el especialista, que tiene un conocimiento mucho mayor de las tendencias del mercado que un inversor común, puesto que conoce las órdenes futuras de los clientes, compra o vende una acción para su cuenta personal basado en esta información. Además no ejecuta la orden de sus clientes hasta que el precio de la acción ya ha variado, beneficiándose así de la fluctuación del precio del título.

En el segundo caso, el operador interfiere en una transacción en la que ya existe un acuerdo en un precio entre un comprador y un vendedor, pero antes de ejecutar la orden compra la acción en su cuenta personal al precio de venta y la vende luego al comprador a un precio superior.

Se estima que cada una de estas operaciones ilícitas puede traer ganancias bastante exiguas, por lo general de decenas o cientos de dólares. Sin embargo, cada operador realizó un sinfín de estas operaciones durante un prolongado periodo de tiempo, lo que a la larga se tradujo en suculentas ganancias.

Kelly explicó que, de acuerdo con estimaciones "conservadoras" de la Fiscalía, los beneficios ilegítimos por cada operador en el caso de interferir en operaciones, va desde los 150.000 a los 4,4 millones de dólares, o unos 14 millones de dólares en total. Entretanto, los beneficios ilegales producto de negociar antes que los clientes es de unos 400.000 a 5 millones de dólares por operador, o unos 20 millones

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