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Motor

MG Rover complica la reelección de Blair

Reino Unido pasa a ser, con Canadá, el único país del G-8 sin fabricantes de coches

Los empleados de MG Rover y los trabajadores de la industria auxiliar que rodea al, hasta ahora, único fabricante británico de automóviles se han encontrado con un aliado inesperado: las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo 5 de mayo, en las que el laborista Tony Blair aspira a su tercer mandato.

La pérdida de 6.000 empleos en la planta de Longbridge, y de otros 15.000 más en las fábricas de componentes que la abastecen puede suponer una merma importante de votantes. Sobre todo porque Longbridge está cerca de tres circunscripciones en las que Blair apenas cuenta con una leve mayoría.

Por ello, el primer ministro británico se apresuró a acudir a hablar con los afectados y a prometer todos sus esfuerzos para buscar salidas para MG Rover y que, incluso, todavía es posible un acuerdo con el grupo chino SAIC, cuya retirada de las negociaciones para formar una alianza con el centenario constructor desembocó en la entrada en concurso.

La desaparición de Rover (o su compra por un grupo extranjero) supondría además un varapalo al orgullo nacional. El Reino Unido se convertirá en el único país del G-8, junto con Canadá, que no cuenta con un fabricante de automóviles propio.

El cierre de una compañía de automoción a causa de una crisis financiera se ha convertido, no obstante, en un suceso bastante infrecuente en la industria, si se exceptúan antiguas marcas de los regímenes comunistas como Trabant. En primer lugar, porque los Gobiernos presionan para su mantenimiento, al constituir una fuente de ingresos fiscales y de empleo -sólo en Europa da trabajo directa o indirectamente a 13 millones de personas-. En segundo lugar, porque siempre hay un pez mayor dispuesto a comerse al pequeño en problemas.

Así, firmas en graves problemas económicos como Jaguar, Lotus, Daewoo, Saab o Volvo terminaron cayendo en manos de gigantes como General Motors o Ford.

En el peor de los casos., aseguraron analistas a Reuters, SAIC podría estar interesado en hacerse con los despojos de una compañía que en su momento de apogeo, en la década de los 60, fabricaba el 40% de los coches que se vendían en el Reino Unido en la mayor factoría de automoción del mundo. De esa cadena de montaje, en tiempos ahora lejanos, salieron modelos de marcas ilustres como MG, Mini, Land Rover, o Austin y que ahora supone el 0,5% del mercado europeo.

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