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La opinión del experto

Amistades peligrosas y buen corporativo

Parece que la amistad no tiene últimamente muy buena reputación en lo que el presidente de Nmás1, Santiago Eguidazu, ha nominado la industria del gobierno corporativo. Blas Calzada, cuando estaba a cargo de la CNMV sostenía que el presidente del consejo y el consejero delegado no podían ser amigos. Se supone que no quería que fuesen enemigos. Con conocidos y residentes bastaba. Para reconocer a los consejeros el atributo de la independencia, reconocidos organismos y firmas añaden, a los requisitos de ausencia de relaciones económicas o de interés con la empresa focal, el de carencia de amistad y vínculos sociales con los ejecutivos principales. No dejan de ser curiosas las consecuencias para el gobierno corporativo que algunos parecen atribuir a la amistad entre las elites económicas. Se dice que puede ser peligrosa por llevar potencialmente a colusión de intereses (generaría, por tanto, prácticas contrarias a la lealtad). O porque, se afirma, los amigos, en un consejo por ejemplo, a menudo no se dicen las cosas importantes, dejándose llevar por la comodidad o por un afecto que desplaza al deber (por consiguiente, prácticas contrarias a la diligencia).

Empecemos a cuestionar el argumento de la colusión. ¿Alguien conoce algún estudio fiable que demuestra que la no amistad entre agentes económicos garantice, más que la amistad, un comportamiento más ético o más profesional? ¿O es que los delincuentes son siempre, o a menudo, amigos entre sí? A mi me da que son socios, aliados, compinches, colegas, que entre ellos hay intereses creados, pero poco más. Por utilizar la expresión conocida: 'Se trata de negocios. Nada personal'. ¿Por qué sospechar tanto de la amistad, regularla negativamente, cuando existen tantos mecanismos de control alternativos?

En lo referente a los efectos negativos de la amistad y las relaciones sociales entre consejeros y ejecutivos -por tibieza en el control- en los resultados de la empresa, los escasos estudios empíricos disponibles son claros. La existencia de relaciones sociales, por ejemplo entre un ejecutivo máximo y los consejeros, tienden en promedio a acompañar mejores resultados que su ausencia. Como reza el lema de mi alma máter, la Universidad de Harvard: Amigo soy de mis amigos pero más amigo soy de la verdad. Además, estos estudios argumentan que en el caso de los consejos de administración el problema potencial a vigilar no son las consecuencias de la amistad sino de la homogeneidad de perfiles profesionales. Ambas suelen ir juntas, pero la causa primera es la segunda y es conocida: tendemos a ser amigos, a rodearnos, de aquellos que son como nosotros, de seleccionar para posiciones de confianza a aquellos que se nos parecen, porque incrementa nuestro confort psicológico y social. Es la llamada reproducción homosocial. Un consejo homogéneo en perfiles de carreras tenderá a desarrollar estrategias continuistas cuando, pudiera ser, más ruptura o divergencia es lo apropiado. El verdadero problema no es la colusión deliberada, o amistades descomprometidas con la verdad, sino el isomorfismo cognitivo y profesional. Es más, como los expertos en redes sociales saben, para adoptar decisiones y tener comportamientos similares no hace falta ni siquiera conexiones vigentes. Cuando se da la llamada 'equivalencia estructural' (ocupar posiciones similares, incluso desconectadas entre sí, en un sistema social), las decisiones que toman los ocupantes tienden a ser similares. Nuestro sistema capitalista articulado alrededor de las instituciones financieras es especialmente homogéneo. El tamaño de la elite económica española es reducido. El reto principal del gobierno corporativo en España es la homogeneidad de sus actores principales, o dicho en forma clásica, la reducida velocidad de circulación de las elites. Quizás hubiese sido más fácil para los reguladores buscar la heterogeneidad de los consejeros que regular, de hecho censurar, la amistad entre consejeros, o entre éstos y los ejecutivos. ¿Quién es suficientemente sabio para definir la amistad, para saber que es sincera, para conocer que se trata de una amistad valiente capaz de decir lo que no es cómodo al amigo? La limitación de la reforma del gobierno corporativo en España ha estado más enfocada a controlar y monitorizar que a facilitar procesos de toma de decisiones eficaces. Y estos últimos necesitan confianza. Para ellos las relaciones sociales y la amistad no son un impedimento.

'La reforma del gobierno corporativo ha estado más enfocada a controlar que a facilitar la toma de decisiones'

No hace mucho, nada menos que el presidente de La Caixa. Ricardo Fornesa, ironizaba sobre la torpeza de la normativa para precisar las vinculaciones familiares y de proximidad afectiva (la amistad es una filia, un afecto) a las que aplicaban ciertas normas recientes de transparencia para sociedades cotizadas. Manuel Sánchez, del bufete Garrigues, confirmaba hace poco las dificultades por entender siquiera lo que el regulador quería decir al respecto. Hace un siglo y un año, Max Weber predecía que el capitalismo evolucionaba hacia sistemas hiperregulados, en que toda valencia afectiva sería vista con sospecha y, si fuese posible, cancelada; que encerraba a sus actores en una jaula de hierro, simbolizando un mundo sin sentimientos, impersonal y burocrático del que no podrían escapar. Las empresas cotizadas están dentro. Revelar emociones es excepcional, como por un presidente en una reciente e importante junta general de accionistas. Siguen siendo excepciones a ese mundo de hierro, por ahora, las empresas familiares y las emprendedoras.

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