España apuesta fuerte en Europa
La expansión de empresas nacionales en mercados extranjeros suele ser un síntoma de la madurez alcanzada por las compañías y por la estructura económica en la que han nacido y se han desarrollado. En el caso de España, esta realidad ya se había evidenciado durante la fuerte penetración en América Latina durante la década pasada. Esa primera y exitosa fase se ve seguida ahora por otra que tiene como principal protagonista y destino de la inversión española al continente europeo.
Bancos, constructoras, compañías del sector energético y del alimentario marchan al frente del proceso de operaciones transfronterizas de la zona euro, seis años después de la creación de la moneda única. Con un mercado nacional maduro, empresas y bancos españoles no han dudado en ponerse como objetivo crecer vía adquisiciones en otros países europeos. Y lo han hecho con operaciones tan ambiciosas como la compra del banco británico Abbey por parte del Santander, la opa de Metrovacesa por la francesa Gecina y la planificada oferta del BBVA sobre Banca Nazionale del Lavoro.
Un banco español se ha convertido en el primero de la zona euro por capitalización bursátil, mientras que el otro se convertirá en el tercero si concluye exitosamente su oferta. En el caso de Metrovacesa, su última inversión la coloca en primer lugar entre las constructoras europeas.
Es indudable que la moneda única es la base sobre la que se asienta este proceso. La inexistencia del riesgo del tipo de cambio, que tanto perjuicios trajo a las compañías españolas en América Latina, es un factor que alienta esta tendencia expansiva. Pero el importante listado de inversiones españolas en países europeos durante los últimos tres años también se explica también por la creciente integración del mercado continental y por la seguridad jurídica que ofrecen estas inversiones. Un proceso en el que España deberá estar preparada también para afrontar adquisiciones por parte de inversores externos.