Dinero malo en los mercados
Estamos viendo últimamente demasiado dinero malo. Menudeo, gente que invierte sin una buena cartera detrás, que gana un pico y se vuelven a casa', explica un gestor de fondos. Los movimientos del mercado de un tiempo a esta parte se han basado en buena medida en este capital de menor calidad, según este experto, lo que supone un punto en contra del optimismo reinante en los mercados. Un optimismo del que da buena cuenta la última encuesta de gestores de fondos de Merrill Lynch, en la que explica que el inversor bajista es una especie en peligro de extinción.
Pero tampoco hace falta acudir a Merrill para verlo. El mercado está reproduciendo un buen número de tics típicos de épocas de subidas descontroladas. El chicharreo de toda la vida, por ejemplo, centrado a veces en valores sobre los que los especuladores apuntan sus baterías, pero que en otras sesiones impulsa prácticamente cualquier compañía de pequeña capitalización. Como en aquellos tiempos en los que el apelativo puntocom era sinónimo de subidas de tres dígitos.
Son noticias, o retazos de actualidad, que devuelven al inversor al viejo refrán: cuando el último bajista se vuelve alcista, entonces hay que venderlo todo rápidamente. No son pocos los analistas que consideran, en efecto, que la corrección de los mercados no se ha producido y que sería sano e incluso conveniente un recorte que colocase las cosas en su sitio. El mercado ha corrido mucho y muy rápido. Tenía razones para ello, pero en el último tramo de esta escalada ha tenido mucho que ver el dinero malo al que alude el gestor de fondos.
La única lectura positiva que se puede sacar a esta situación -en la que comprar no es recomendable pero vender no sale a cuenta- es que hay altas probabilidades de que llegue la corrección. Dada la cantidad de factores susceptibles de desencadenarla, desde el dólar hasta el petróleo, con parada obligada en los tipos de interés, es poco verosímil que se infle más la sobrecompra actual.