Iger se pone al frente del gigante Disney
El primer ejecutivo de Disney Michael Eisner ha dicho que va a sacar y limpiar sus botas de montaña, reorganizar la mochila y a buscar otro tipo de cumbres en las que ocupar su tiempo. Después de 21 años al frente de Disney, Eisner se va antes de lo previsto y deja su puesto de consejero delegado a Robert Iger, de 54 años, su leal número dos.
Con un perfil mucho más bajo que el de su predecesor, fama de favorecer los consensos y buena imagen dentro de la empresa, a pesar de que su propio jefe dudara públicamente de su capacidad en algunas ocasiones, Iger se hace con los mandos de una compañía que está dando la vuelta a unos años de crisis en los que los atentados del 11 de septiembre complicaron una de las joyas de los recursos de la empresa, los parques temáticos.
Parte de su tarea es mantener este buen momento reflejado en el 85% de incremento de los beneficios en 2004 pero no solo. Disney no es una empresa que se dirige en piloto automático e Iger tiene muchos frentes que atender.
Lo más fácil es ahora la televisión, un negocio que junto con el cable es responsable de casi un tercio de los ingresos. Iger, que proviene de la cadena ABC, ha visto como en los últimos meses la cadena ha despertado de su largo letargo ganando en audiencia y resultados. Además del éxito de ESPN, la cadena de deportes de cable, la propia ABC ha encontrado un filón que ha sido como la piedra filosofal en dos series de indiscutible éxito en EE UU (Lost y Amas de casas desesperadas). Mantener la ventaja y sacar el rendimiento es clave.
Las tareas más complicadas llegarán donde Iger tiene menos experiencia: la gestión de los parques temáticos y el cine, es decir negocios que son la mitad de los ingresos de la compañía del ratón Mickey.
Los parques temáticos aún se están recuperando de la caída del turismo tras el 11-S y los analistas creen que tienen que seguir expandiéndose fuera de EE UU y plantear más competencia a los parques de otras productoras.
La mayor parte de los problemas los tiene en el cine y en los departamentos creativos. Disney va a perder este año a los productores más importantes de Hollywood, los hermanos Harvey y Bob Weinstein, copresidentes de Miramax y responsables de los mayores éxitos de taquilla y premios.
Tras unas relaciones extremadamente difíciles con Eisner desde que éste compró la empresa en 1993, está previsto que los Weinstein dejen Disney en el segundo semestre de este año.
En lo que ha sido su sello histórico, los dibujos animados, la empresa sufre también de la huida de sus mayores talentos y aunque va a probar fortuna en breve con el género animado por ordenador, lo que los analistas querrían ver es una recomposición de relaciones con la exitosa Pixar (responsable de películas como Buscando a Nemo) con la que ha roto tras 10 años de relaciones. Pixar, de Steve Jobs, aún tiene que encontrar distribuidora.
Esfuerzos premiados con el éxito
'Aunque nos ha llevado tres años llegar a este momento, nuestros esfuerzos por echar a Michael Eisner han tenido, por fin, éxito'. Con estas líneas comenzaban los accionistas Stanley Gold y Roy Disney su carta pública ayer. Ambos no obstante manifestaban ayer su desacuerdo con el consejo, al quien siempre ha acusado de estar a las órdenes del consejero delegado por haber elegido a Robert Iger sin considerar una candidatura externa.
Recomponer las relaciones
Una de las tareas más acuciantes del primer gestor de Disney será recomponer las relaciones externas e internas de una compañía que ha tenido en su frente durante 21 años a Michael Eisner, un duro y muy personalista ejecutivo.Iger tiene que gestionar una dura batalla que dos accionistas de prestigio plantean. Se trata de Stanley Gold y Roy Disney. El uno es uno de los mayores accionistas de la empresa y el otro es el sobrino del fundador, Walt Disney. Ambos han cuestionado las decisiones de Eisner, su control sobre el consejo, encabezado las recientes revueltas de los accionistas y ayer criticaron la designación de Iger por ser el elegido de Eisner. Para los analistas, es prioritario que ambas partes fumen la pipa de la paz y haya calma en el accionariado.El nuevo consejero delegado también tiene que poner buena cara a Steve Jobs, otro de los que han huido de Disney con su exitosa compañía de animación, Pixar, debajo del brazo. Jobs no quiere trabajar para Disney pero necesitaría una distribuidora y negociar este lucrativo negocio con Iger es algo que muchos dentro de Disney desean.