'No hemos podido cubrir todas las demandas de participación'
Alfonso de Borbón, director de Salón Náutico de Madrid, señala con optimismo el impulso que está recibiendo la feria. Considera que a día de hoy está consolidada, 'aunque somos los segundos tras Barcelona', matiza.
Como muestra de la buena marcha de la exhibición madrileña, aclara que este año 'se han quedado 50 peticiones de expositores sin cubrir por falta de espacio'. Una alta proporción teniendo en cuenta que en esta séptima edición son 150 los stands. Y no sólo se ha tenido que quedar fuera gente interesada en estar estos días en Ifema, también se ha tenido que reducir el espacio otorgado a cada expositor para aumentar el número de expositores.
El pabellón 9 ofrece 14.000 metros cuadrados netos para la feria. Insuficientes. Por eso, y dado el impulso que está sufriendo tanto el sector náutico como la propia feria madrileña, Alfonso de Borbón ha arrancado para la edición del año que viene tres pabellones, en lugar del actual. La octava edición se realizará en el 1, el 3 y el 5, lo que ofrece 20.000 metros cuadrados netos. 'Así, no sólo conseguiremos cubrir las nuevas peticiones, sino aumentar el espacio que se nos demanda', afirma De Borbón.
Y ¿hasta dónde llegará el Salón Náutico de Madrid? 'En expresión muy marinera, hasta donde nos lleven los vientos', dice. Así, considera que en dos o tres años se habrá estabilizado y se dispondrá de más espacio. 'Podemos llegar a duplicar los 14.000 metros de este año y llegar a los 30.000 metros cuadrados útiles', declara.
En sus expectativas está contar con un pabellón sólo para vela, para lo que necesitaría al menos uno que disponga de 20 metros de altura. Y atraer a otras especialidades náuticas, como submarinismo o surf. Este es un objetivo que, de seguir el sector con subidas como en años pasados, no es descabellado. El número de embarcaciones matriculadas en España en 2003, 12.173, creció un 8% respecto al año anterior.
Pero, como remarca Alfonso de Borbón, esta séptima edición no es una más. Es especial. No sólo por su éxito de expositores, sino por los cambios, que suponen casi el inicio de una nueva etapa. Para empezar han dejado de llamarse Exponáutica y han conseguido por fin denominarse Salón Náutico de Madrid. Hasta ahora no era posible, ya que la marca estaba registrada por una empresa que se dedica a montar ferias.
Además, también han obtenido el derecho sobre el nombre de Salón Náutico Internacional de Madrid. Y con el objetivo claro, han ingresado en IFBSO, la federación de salones náuticos internacionales. Y es que convertirse en un salón internacional tiene muchas ventajas, especialmente fiscales. 'Hay una desgravación del 25%. Con ello, casi se pueden cubrir los gastos de transporte de los barcos', dice el director de la feria.
Salón internacional
Pero todavía pasarán algunos años. 'No tenemos ninguna prisa', aclara. Y es que la categoría de internacional la concede el Gobierno central tras comprobar una serie de parámetros, como número de visitantes extranjeros o de expositores.
Volviendo al presente, remarca, al igual que algunos miembros del comité organizador, que Madrid es un salón muy comercial donde se realizan compras y ventas de barcos. Porque Madrid aspira a ser, ante todo, un salón náutico donde se exhiban barcos y donde se presenten novedades, algo que ya tiene asegurado.
'Una feria náutica sin barcos es un fracaso', aclara. Por ese motivo, el objetivo siempre fue la presencia de embarcaciones, a pesar de que cuando surgió hace siete años se declaró desde Barcelona que nacía como una feria de interior para negocios como el chárter, las escuelas o el equipamiento. 'El 70% de toda la muestra son barcos y hacemos un descuento a los expositores que traen embarcaciones', explica.
Por eso, hasta el próximo miércoles se podrán ver en Ifema 263 barcos.