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CincoSentidos

Ginebra, la primera batalla europea por el tamaño

Basta de grandes todoterrenos. Abajo los espectaculares deportivos o los prototipos futuristas. Al menos, por ahora. La industria europea de la automoción parece haber vuelto a la realidad, y los pequeños utilitarios, coches que aportan volumen de ventas, se han apoderado del centro de atención.

Al menos, eso es lo que se desprende de lo visto en la septuagésima quinta edición del Salón de Ginebra. Por supuesto que hubo bólidos llamativos, como el Ferrari F-430 Spyder. Tampoco faltaron a la cita elegantes berlinas que dentro de algunos meses veremos incesantemente por las carreteras, como el nuevo Passat de Volkswagen, o el flamante C6 de Citroën. Ni siquiera faltaron a la cita las inevitables azafatas-modelos, compitiendo (con bastante éxito, todo sea dicho) con los propios coches por las miradas de los asistentes.

Pero, con el permiso de estas bellezas, el punto de atención se centró en esta ocasión en los turismos de pequeño tamaño para una coyuntura de precios del acero disparados, coches diseñados para circular por ciudades con bajos consumos con el petróleo en máximos históricos y con el Protocolo de Kioto en boca de empresarios y consumidores.

Ginebra, así, se rindió a lo pequeño, tanto por el número de primicias en este segmento como por su presumible importancia en el mercado. No en vano, en 1999, la gama baja copaba el 31,3% de las nuevas matriculaciones en Europa, según los datos de la patronal Acea. En noviembre de 2004 esta ratio había crecido casi dos puntos hasta el 33,5%. En cambio, tanto el segmento medio-bajo como el medio-bajo o el de lujo han ido perdiendo fuelle. Así, según asegura la agencia Standard & Poor's en un informe reciente, 'el mercado europeo se caracteriza por una decreciente demanda de vehículos de tamaño medio'.

Con este panorama, los encargados de abrir el fuego en la víspera de la inauguración fueron PSA Peugeot Citroën y Toyota, con unos trillizos fabricados en la planta conjunta que poseen en la República Checa. El fruto, el C1 de Citroën, el 107 de Peugeot y el Aygo de Toyota, tres coches de poco más de tres metros de longitud que, en realidad, son el mismo. Peugeot, además, se trajo debajo del brazo el minimonovolumen 1007, que ya presentó el pasado año. Todos estos vehículos llegarán a los concesionarios a mediados de año.

Renault, la marca más vendida en Europa y una de las marcas que más claramente ha apostado por el segmento bajo para incrementar su volumen de ventas, no aportó grandes primicias, pero sí un prototipo que deja ver lo que puede ser el futuro nuevo Clio. Es el Zoe, un estudio de utilitario en el que se basará, presumiblemente, otro de los futuros grandes éxitos de la marca del rombo.

Tendrá que competir con la nueva Chevrolet europea, una marca que, a diferencia de la estadounidense, se define por coches asequibles y, por lo general, de dimensiones no demasiado grandes. Un ejemplo fue el lanzamiento del nuevo Kalos, uno de los coches más vendidos de la filial coreana de General Motors, cuando aún se llamaba Daewoo.

Incluso Alfa Romeo, marca no especialmente barata, lanzó la nueva versión de su modelo más pequeño, el 156. Desde Japón, Honda aportó un prototipo (casi una versión final) del que será el nuevo Civic. Su rival doméstico, Subaru, conocido por sus modelos deportivos, se trajo a Ginebra el R1, otro utilitario.

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