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Tribuna
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Apuesta por la moderación salarial y la competitividad

El acuerdo sobre negociación colectiva suscrito ayer entre la patronal y los sindicatos consagra, según el autor, el principio de que la competitividad de la economía española no se debe basar en los bajos costes, sino en la innovación y en las actividades de valor añadido

Tras superar un periodo de incertidumbre sobre el dialogo social y de confrontación, causado por la decisión del Gobierno socialista de incluir una cláusula de revisión para el salario mínimo ligada a la inflación, los agentes sociales acaban de renovar para 2005 el Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva (ANC) que actualiza los acuerdos que sindicatos y empresarios han firmado desde el 2001.

En este acuerdo los máximos dirigentes de CEOE-Cepyme, CC OO y UGT se reafirman en su compromiso con la moderación salarial y dan continuidad al modelo que se estableció en anteriores acuerdos basados en inflación prevista con cláusulas de revisión que busca evitar 'espirales inflacionistas nada deseables'. Este proceso ha contribuido a que las subidas salariales en los últimos años se hayan situado entre un 2% y un 3%.

La predisposición hacia el diálogo social y la flexibilidad negociadora entre la patronal y los sindicatos serán muy necesarios en los meses venideros

El ANC regulará la negociación colectiva hasta el 31 de diciembre de este año y está dividido en nueve capítulos que articulan temas como la promoción de la igualdad de oportunidades, los procesos de externalización de la actividad, la contratación laboral, la salud en el trabajo y el estrés laboral, la creación y estabilidad del empleo, el desarrollo de mecanismos de flexibilidad interna, la formación continua, la lucha contra la siniestralidad, o la mejora de la calidad de empleo. El tema clave es la definición del marco de subidas salariales en la negociación de los convenios colectivos.

Para este año el ANC recomienda a los negociadores de convenios colectivos que pacten las subidas salariales en función de tres criterios: la inflación prevista (2%), el reparto de la productividad, y la cláusulas de revisión salarial para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores en casos de desviación en la inflación prevista.

Como novedad en relación a años anteriores el acuerdo incorpora apartados sobre la lucha contra el absentismo laboral injustificado y sobre la necesidad de fomentar la responsabilidad social y medioambiental de las empresas, y contempla la prorroga del acuerdo en 2006 si se mantienen las principales variables económicas de empleo y crecimiento.

El ANC consagra el principio de que la competitividad de nuestra economía no se debe basar en bajos costos sino en las actividades de valor añadido. Empresarios y sindicatos, conscientes de las incertidumbres económicas que acechan a nuestra economía (en particular las subidas de las materias primas y la energía, el endeudamiento de las familias, y la aportación negativa de las exportaciones al crecimiento del PIB), reconocen la necesidad de reducir la inflación a través de la moderación salarial.

Este acuerdo demuestra la disponibilidad de los agentes sociales de contribuir al crecimiento económico y a la competitividad para afrontar los retos que confronta la economía española por la creciente competencia de países desarrollados, la liberalización del comercio mundial y su impacto en sectores como el textil, la ampliación de la UE a los países del Europa del Este, y cambios en los sistemas productivos.

Lo más positivo es la predisposición de los sindicatos, la patronal (y el Gobierno) por negociar y retomar el dialogo social. Del éxito de este proceso, que se inicia en esta legislatura con este acuerdo, dependerá en gran medida la mejora de nuestra competitividad. No hay más que recordar los efectos perniciosos que tuvo la confrontación entre los sindicatos y el Gobierno socialista a finales de los ochenta y principios de los noventa, que resultó en altos niveles de conflictividad y una espiral inflacionista que dañaron seriamente a la economía.

Esta predisposición y flexibilidad negociadora serán muy necesarios en los meses venideros. Uno de los temas clave todavía pendientes es el de la reforma laboral, que es fundamental para aumentar la productividad, crear empleo y ganar competitividad. Esta reforma es también necesaria para reducir la segmentación y altísima temporalidad del mercado laboral y se debe de articular en torno a cuatro ejes. Primero, la reducción de los costes de despido y la simplificación de los procedimientos administrativos y judiciales para reducir las incertidumbres. Segundo, la articulación de un nuevo sistema de negociación colectiva más flexible y más ajustado a las realidades y necesidades de cada empresa. El convenio colectivo debería dejar de ser considerado una norma jurídica y convertirse en un acuerdo entre partes.

En tercer lugar, la flexibilidad interna. Nos hemos obsesionado con los costes de despido (la flexibilidad externa) y dejado de lado un factor clave que es la organización del trabajo, que es fundamental para la competitividad. La derogación de las Ordenanzas Laborales ha abierto una amplio abanico de oportunidades para regular la organización del trabajo e introducir flexibilidad interna en las empresas.

Por último, se debe de fomentar la inversión de las empresas en la formación de los trabajadores, un tema clave para promover la productividad, mejorar la competitividad, y cambiar el patrón de crecimiento con un enfoque en la innovación y el valor añadido, en vez de los bajos costes.

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