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Junta de accionistas

González fija la estrategia de BBVA hasta 2010

La decisión de la constructora Sacyr Vallehermoso de arrojar la toalla en su intento de entrar en el BBVA anunciada el pasado 15 de febrero permitió a Francisco González no sólo dar 'por superado' este y otros posibles asaltos en el banco, sino también trazar ante los accionistas del grupo un 'horizonte estratégico para 2010'. Ese año coincide con el ejercicio en el que González debe abandonar la presidencia del segundo banco español según establecen los estatutos del BBVA, tras ser renovado en su cargo en la junta de accionistas celebrada el sábado en Bilbao por otros cinco años más.

En su intervención, además, siempre tomó como referente el ejercicio de 2002. Ese año fue en el que 'supimos entender la naturaleza de los retos a los que nos enfrentábamos', declaró. 2002 coincide con el año en el que González fue nombrado presidente único del BBVA, y en el que se daba por finalizado el proceso de fusión acordado en 1999.

Ligeramente nervioso, emocionado en ciertos momentos y con una dicción mejor que en otras ocasiones, como comentó uno de los accionistas que tomó la palabra en la junta, González optó por reservarse para el final del acto celebrado el sábado en el Palacio de Euskalduna el principal mensaje. 'Es imposible que otra entidad pretenda adquirir en estos momentos BBVA', sentenció González en contestación a uno de los 20 accionistas que decidieron intervenir en la junta.

Asegura que la empresas en el mundo se defienden por la creación de valor y rechaza los núcleos duros

Logra el respaldo del 56,24% del capital del banco, frente al 50,6% del año anterior

El presidente del segundo banco español tenía todo controlado y no dejó lugar a la improvisación, ni tan siquierea cuando abandonó el atril y se plantó al borde del escenario para continuar su disertación, en una junta en la que sabía que tanto el mercado como el sector económico y político estaría pendiente más que en otras ocasiones de todos sus mensajes y puesta en escena.

González, que respondió uno por uno a los accionistas que tomaron la palabra, aseguró que 'no se van a volver a ver ataques como este', en referencia a las intenciones de Sacyr, ya que las entidades que intentasen una operación hostil 'no tienen suficiente proyecto ni suficiente dinero para atacarnos'.

Su tajante afirmación fue apoyada con datos. 'Si un gran banco quiere hacer una apuesta de compra hostil, debería pagar una prima de entre el 30% y el 40% del valor del banco, lo que supone pagar 60.000 millones de euros'. Esta cifra coincide con la capitalización bursátil del Grupo Santander, que ahora es el noveno banco mundial.

González justificó esta cantidad en el hecho de que BBVA cotiza con un PER (número de veces que el beneficio por acción está incluido en la cotización) de 'entre el 8 y 15% por encima de entidades competidoras' dado su capacidad de crear valor para el accionista.

'El PER, es un arma de defensa y o ataque de una institución que quiera ser global', apostilló, para añadir que el coste a pagar por un eventual inversor interesado en controlar de manera hostil el BBVA sería 'devastador' en su cotización porque sus accionistas no entenderían el fuerte desembolso necesario' realizar para adquirir el BBVA. 'Ese banco se debilitaría muchísimo hoy', finalizó.

González tampoco quiso pasar por alto, como el lógico, realizar una férrea defensa del consejo de administración del banco, sin consejeros dominicales.

Tanto en su discurso en la junta como en respuesta a uno de los tres accionistas más discolos con la actual presidentecia del BBVA, González defendió la composición del máximo organo de gobierno del banco. La falta de un núcleo estable en el banco ha provocado varias críticas, provenientes, principalmente de la posible vulnerabilidad del consejo ante una posible operación hostil, caso de Sacyr, cuyo proyecto fracasado planeó en todo momento en la junta, y que sacado a relucir por los accionistas, pero que González evitó mencionar directamente, lo mismo que las investigaciones abiertas por Anticorrupción sobre la venta en 1996 de FG Valores, sociedad que presidía.

'No he querido referirme en mi intervención a ciertos acontecimientos recientes, porque son un asunto superado', declaró el banquero. Para más tarde calificar de 'sueño de verano' el intento de Sacyr de entrar en el banco.

Dentro de este contexto, y en dos ocasiones, en su discurso y en respuesta a los accionistas, González defendió a capa y espada que las compañías 'en el mundo se defienden por la creación de valor y no hay núcleos duros'. Dijo que lo mejor para garantizar los intereses de todos los accionistas era 'tener un consejo verdaderamente independiente, que vele por todos ellos, sin intereses particulares de ningún tipo. Por eso quiero decir que BBVA ni tiene ni necesita un núcleo duro en su accionariado. El reparto del capital que ustedes representan es la mejor garantía de estabilidad a que podemos aspirar', declaró el banquero.

El consejo del BBVA sólo controla el 1,12% del capital, siendo Telefónica el principal accionista, con menos de 1%. Y la idea que transmitió González es que 'para gobernar bien una entidad se debe evitar la colisión de intereses con un consejo de independientes'.

Las declaraciones del banquero en este sentido fueron corroboradas también por el consejo delegado, José Ignacio Goirigolzarri. Así, mientras que González afirmó que 'la única forma de poder ser neutral e independiente es no tener ninguna actividad privada', circunstancia que cumplen tanto él como Goirigolzarri. El consejo delegado declaró en su intervención, pero fuera del discurso entregado a los accionistas, que 'tenemos consejeros que no contraponen sus intereses a los intereses de la entidad'.

La escasa implicación del consejo en el capital del banco es una de las críticas recurrentes del mercado y de algunos accionistas, según pretendió aclarar González cuando defendió que, el consejo de las grandes entidades financieras a escala mundial y de empresas industriales tiene una participación en el capital, inferior a a la del BBVA. Y citó a Citigroup, HBSC y Bank of América.

González contó en la junta con un apoyo masivo de los accionistas. El 56,24% del capital respaldó su gestión, entre capital presente y representado, frente al 50,6% del año anterior.

El discurso en el Palacio de Euskalduna fue como un camino de rosas, con alguna que otra espina para González. La mayoría de los accionistas que intervinieron en la junta apoyó a González y rechazó la operación de Sacyr. Sólo cuatro mostraron su desacuerdo con el presidente, y de ellos, tres fueron los más críticos.

Las espinas más agudas las puso el accionista Jaime Queipo de Llano, que acusó a González, entre otras cosas, de una excesiva acumulación de poder, al ser presidente ejecutivo, fruto, según este accionista, de varias de las crisis empresariales internacionales. José Velasco, empleado del BBVA y antes de Argentaria, y quién en 1997 tuvo con conflito con el banco que terminó en el Tribunal Constitucional dando la razón al trabajador, también acusó al banquero de vulnerar el código de gobierno del BBVA. CC OO, UGT y CGT apoyaron a González ante operaciones hostiles.

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