Apple, la manzana más deseada
De nuevo Apple se ha convertido en la marca de moda para los tecnoadictos. Tras más de una década en la que ha ofrecido su perfil más bajo, durante los dos últimos años ha resurgido como ave fénix para satisfacción de sus seguidores y, sin duda, para preocupación de sus competidores. Y todo ello, gracias a un pequeño invento llamado iPod y a su tienda asociada, para la descarga e intercambio de música on line, iTunes.
Mientras las discográficas y las asociaciones fonográficas de medio mundo se encaminaban a una penosa batalla contra sus propios clientes y usuarios interponiendo demandas y pleitos, la compañía de la manzana se dedicaba a innovar y presentar el primer modelo de intercambio de música en línea de pago.
Si Napster consiguió revolucionar el modelo para el consumo de música y ocio del futuro, Apple, pese a muchos agoreros, está demostrando que existe un modelo de negocio en el que los usuarios están dispuestos a pagar, como por otra parte han hecho siempre de una u otra forma, por consumir y disfrutar en su tiempo de ocio.
El tirón del iPod ha hecho que los números de la compañía correspondientes al año 2004, presentados recientemente, sean elocuentes; la empresa de la manzana se ha revalorizado en Bolsa durante el último año casi un 200 %, con unos beneficios netos cercanos a los 300 millones de dólares.
Sin olvidar que el resurgir de la marca ha provocado también un tirón de otras líneas de negocio, como lo demuestra el éxito de los MiniMac, los denominados ordenadores baratos ya que su precio de salida es de 499 dólares -aunque al no disponer de pantalla, ratón y demás periféricos, en la práctica no lo son tanto, como han resaltado algunos analistas-, que se agotaron a las pocas horas de su lanzamiento comercial el pasado mes de diciembre en la ciudad de Nueva York.
Según la encuesta de Brandchannel.com, Apple se ha convertido en la marca con mayor impacto durante el año 2004, consiguiendo algo que pocas empresas logran por importantes y grandes que puedan llegar a ser, y es ese estado de gracia que hace que todo lo que tocan se convierta en oro, ese punto en el que tanto los analistas como la prensa especializada y, sobre todo, los consumidores se convierten en auténticos fans. Ese estado al que aspiran todas las empresas y al que sus competidores, incluso el más grande de todos ellos, daría lo que fuera por encontrar, esa extraña simbiosis que sólo unos pocos como Google, Ikea o eBay, han conseguido alcanzar.
No obstante, no hay que olvidar la historia y recordar que la apuesta por sistemas cerrados y no compatibles en el pasado les llevó a una difícil situación que han conseguido superar, no sin esfuerzo, sólo tras su reinvención.
Algunas voces ya han alertado de que la guerra no ha hecho más que empezar y de que lo que esta en juego es, en buena medida, el futuro dominio del ocio digital, un suculento bocado que nadie quiere dejar escapar.
Más allá de las implicaciones estratégicas de las empresas llamadas a ser protagonistas en el mundo del ocio digital, la principal conclusión que podía obtenerse con el recobrado éxito de Apple es su capacidad de riesgo e innovación.
La compañía ha demostrado que para hacer frente a los nuevos retos de futuro a los que debemos enfrentarnos no debería ser necesario un nuevo marco legislativo, y mucho menos fomentar las medidas de carácter represivo, como reclaman algunos, sino una apuesta decidida por la imaginación y la innovación. Que nos sirva de lección.