Los votantes de la UE ante los próximos referéndums
Los referéndums son una forma completamente insatisfactoria de democracia. A menudo no logran responder a la pregunta que aparece en la papeleta de la consulta, y acaban siendo un voto de confianza en el Gobierno del momento. Y tienen una tendencia innata a preservar el status quo.
Demasiado a menudo, los Gobiernos que los convocan los utilizan los referéndums para camuflar sus propias divisiones internas. Pueden ser también un truco populista para minar a los Parlamentos, como Alemania aprendió dolorosamente en los años treinta del pasado siglo.
Si el asunto que se plantea no es de un rabioso interés para el público, es muy difícil motivar a los votantes para que se pronuncien.
Teniendo en cuenta todos estos factores, el 42% de participación en el referéndum español sobre el Tratado constitucional de la Unión Europea merece ser elogiado, sobre todo, cuando el resultado -un rotundo sí- era más que predecible.
No va resultar tan fácil obtener el respaldo en varios de los nueve referéndums que faltan por celebrarse en la UE sobre el Tratado constitucional; en especial los que se van a celebrar en Francia, en la República Checa y en el Reino Unido (...).