España dedica 42 euros per cápita a sus monumentos
Museos, iglesias, bibliotecas o palacios. Más allá del sol y de la playa, España tiene en su patrimonio histórico una de sus principales bazas turísticas. Las administraciones públicas dedicaron 1.593 millones de euros a la conservación de este legado en 2001, último año analizado por un estudio de la Fundación Caja Madrid. Esta cantidad supone una inversión de 36,48 euros per cápita, que se convierten en 41,77 euros al sumarse la aportación del sector privado (5,29 euros).
La Administración central es la principal contribuyente a esta cuenta de gastos, con algo más del 42% de la inversión pública en patrimonio. Le siguen las comunidades autónomas, con un 32%. El 26% restante corresponde a las corporaciones locales, como ayuntamientos o diputaciones.
Al compararse la inversión en patrimonio entre las zonas de España, 'las regiones de sol y playa suelen hacer un menor esfuerzo que las del interior', comenta uno de los autores de la investigación, Juan Martín Fernández. Según su análisis, Castilla y León, Aragón, Extremadura y la Comunidad Valenciana son las autonomías que prestan mayor cuidado a su legado histórico en proporción de su riqueza. En el extremo opuesto están Canarias, Cataluña y el País Vasco.
La aportación que dedicó a este fin el sector privado fue más modesta: 221 millones de euros. Pero como explica el profesor Juan Alonso Hierro, coautor del estudio, 'este dato es sólo la cantidad mínima corroborada' debido a las dificultades para reunir esta información.
La Iglesia católica es, con un 54% del gasto, el principal inversor privado en patrimonio. Los autores del estudio estiman en unos 120 millones de euros lo destinado por la institución eclesiástica a conservar sus bienes históricos. Aparte, las Administraciones concedieron a la Iglesia ayudas por valor de 107 millones de euros en 2001.
Las fundaciones aportaron casi el 40% del dinero privado para la manutención de monumentos. La menor partida corresponde a los particulares (6,5%). Pero como señala Ana Yáñez, gerente de la Fundación Casas Históricas y Singulares (CSH), este porcentaje es especialmente bajo porque 'resulta complejo reunir la información de este sector debido a que su acceso no es público. Los datos de los que se dispone se basan en las exenciones sobre la renta que se aplican los propietarios'.
Yáñez destaca que la conservación de estos edificios es difícil. 'No tiene nada que ver con un inmueble tradicional'. A los problemas de siempre hay que sumar unos trámites burocráticos más largos y complejos para efectuar cualquier obra debido al interés cultural del edificio.
Los dueños de estas joyas históricas tienen que poner, además de dinero, 'mucha dedicación y tiempo. Nunca es fácil conseguir ayudas', comentan desde CSH. Las subvenciones públicas provienen, sobre todo, de las comunidades autónomas.
Por este motivo, 'se está produciendo un giro, tímido todavía pero incuestionable, hacia la autoconservación de estos inmuebles'. Los dueños buscan ahora usos rentables para sus propiedades, como convertirlos en museos, locales de hostelería, fundaciones o localizaciones para rodajes cinematográficos.
El interior presta mayor cuidado a sus bienes históricos que las zonas de costa