España es uno de los países con peor uso de los antibióticos
La resistencia a los antibióticos, algo que afecta especialmente a países como Francia y España, es un problema de salud pública con importantes consecuencias para la sanidad, la investigación de nuevos tratamientos y con un fuerte calado económico.
Un estudio de los investigadores del Grupo Europeo para el Estudio del Consumo de Antibióticos (Esac) ha evaluado cómo se usan los antibióticos en Europa y su relación con las resistencias bacterianas, que convierten estos medicamentos en tratamientos ineficaces.
Estas resistencias se deben en buena parte a que está muy extendido el uso inadecuado de estos fármacos para tratar infecciones respiratorias de origen viral -como son los resfriados comunes- cuando éstos fármacos se deben utilizar únicamente en las infecciones causadas por bacterias.
Otra lectura que tiene el estudio, publicado en la revista The Lancet, es que la prescripción de antibióticos en los centros de Atención Primaria europeos varían enormemente entre países. El índice más elevado es el de Francia, con 32,2 dosis diarias por cada mil habitantes, y el menor es Holanda, con 10 dosis diarias por mil habitantes.
Los países mediterráneos lideran el listado del mal uso de estos fármacos que se consumen de manera excesiva, con Francia y Grecia a la cabeza. En el caso de España, el estudio lo sitúa en una posición intermedia entre los 26 países de la muestra -la dosis diaria definida por cada mil habitantes es cercano a 20- en el país. Esta es una de las mayores diferencias en Europa, si bien los autores del estudio explican que el mal uso está más extendido de lo que reflejan sus cifras en una primera instancia.
Según apunta el director del trabajo, Herman Goossens, los datos del consumo de antibióticos proceden de los reembolsados por la seguridad social, y no de los distribuidores. La diferencia en España entre unos y otros es del 30%, 'una de las más altas de Europa', explica.
Este hecho se puede explicar por dos factores, según apunta Goossens, por un lado porque los antibióticos en ocasiones se obtienen esos medicamentos sin prescripción, y por otro que algunos antibióticos se exportan desde distribuidoras españolas a otros países.
La educación, el factor clave
La consecuencia directa de esta situación es que España tiene una muy alta tasa de resistencias, apunta Goossens. En el caso de la bacteria Streptococcus Pneumoniae -causante de infecciones importantes respiratorias principalmente- existen unas resistencias a los antibióticos macrólidos de alrededor del 40% en el país, sólo superado en el estudio por Francia -que se acerca al 50%-. Para evitar este problema, que obliga a las compañías farmacéuticas a diseñar nuevos antibióticos sin resistencias con un alto coste de I+D, Goossens aconseja que se refuerce la educación sobre este problema a la población en general, especialmente a través de campañas de envergadura en todos los medios de comunicación.