Fiorina termina pagando la compra de Compaq
Los inversores celebraron con subidas en Bolsa la forzada renuncia de Carly Fiorina (50 años) como primera ejecutiva de HP. 'La fiesta' siguió en algunos centros de trabajo de la compañía donde algunos empleados descorcharon el champán.
Fiorina, la primera mujer en llegar a la presidencia de una de las 20 mayores corporaciones de EE UU, se dio por vencida esta semana en su batalla frente al consejo, un enfrentamiento que comenzó a mediados de 2004. El origen del conflicto residía en los malos resultados económicos. En agosto del año pasado HP se quedó muy lejos de las previsiones de beneficios y no era la primera vez que esto ocurría. La palabra 'inconsistencia' se empezó a asociar con la evolución de resultados y esto no gusta en Wall Street.
El consejo estaba de acuerdo con los inversores y según fuentes de The Wall Street Journal, se llegó a la opinión unánime de que 'las cosas se podían haber hecho mejor'. No obstante y pese a su directo control sobre la mayor parte de las operaciones, Fiorina no se lo tomó personalmente y a la hora de buscar culpables repartió críticas entre un buen número de directivos. Muchos de ellos han acabado marchándose a otras empresas. Ante la salida de personas de una alta valía, el consejo elevó su preocupación porque además estaban convencidos de que el problema era Compaq.
La sombra de la millonaria compra del fabricante de ordenadores Compaq -el hecho que ha marcado la carrera de Fiorina en HP- se ha proyectado con mucha intensidad sobre la estrella de esta mujer hasta anularla.
Es imposible saber qué hubiera sido de HP sin Compaq, pero lo que se sabe ahora es que no se llegaron a los objetivos de rentabilidad y crecimiento fijados en el proceso de fusión. El consejo se quejó en diciembre de que la división de PC había sido superada por Dell, que ahora también amenaza su rentable negocio de impresoras. Y en servicios han fracasado los esfuerzos por convertirse en un rival serio de IBM.
El consejo le pidió rapidez en la ejecución de las potencialidades de la fusión. Y también le dio una solución: distribuir parte de su poder con otras personas. Fiorina no estaba de acuerdo y aunque terminó aceptándolo la filtración a la prensa de la reforma en la cúpula provocó el enfado y la queja de Fiorina que además negó a su personal que hubiera cambios.
Todo ello, la caída de casi el 55% del valor de la firma desde su llegada en julio de 1999 y los continuos roces con los patrocinadores de la cultura 'HP way' de la compañía, precipitó la decisión de los consejeros que acabaron por pedirle la dimisión. La sombra de Compaq, que ha acabado dañando la carrera de Fiorina, sigue proyectándose sobre el futuro de HP.
Los analistas siguen preocupados porque el consejo parece haber hecho la revolución a medias y han negado que vayan a segregar el negocio de impresión e imagen (responsable del 75% de los beneficios). Precisamente eso es lo que esperaban ya que creen que esto daría un fuerte impulso a la empresa. La división de los negocios de consumo (con productos que apenas aportan rentabilidad) y la de empresas es otra de las alternativas que ven aconsejable. Lo que esperan los mercados es que se encuentre rápidamente un sustituto a Fiorina que tome este tipo de decisiones o reparta el poder entre los vicepresidentes de forma efectiva y evite que la competencia aproveche esta situación de crisis.