China, invitada en Londres
El G7 tiene este fin de semana un invitado de excepción en la reunión que se celebrará en Londres. China. El gigante asiático ha provocado el mayor cambio en la estructura económica mundial de los últimos años, tanto por su brutal capacidad de oferta -en precios y cantidades- como por el efecto de su demanda en los mercados de materias primas y el papel que juega en las finanzas globales.
Con China como invitado de excepción, no es extraño que numerosos observadores esperen que de esta reunión salga algún tipo de compromiso en materia cambiaria. Aparentemente, el mercado de valores lleva esperando la revaluación del yuan -o remimbi- desde hace varios meses. Lo sugieren el hecho de que el dólar sólo haya caído respecto al euro y apenas respecto a las divisas asiáticas, así como el propio monto del déficit comercial y la acumulación de reservas en China y otros países del área del Pacífico. De hecho, del G7 podría salir una revaluación de divisas más amplia y que afectase al yen.
Sin embargo, la cuestión no es tan lineal. No está tan claro que a Estados Unidos le interese una revaluación de la divisa china que, pese a reducir el déficit, puede tener impacto sobre los márgenes de las empresas que usan masivamente este país como proveedor. También los precios de importación notarían el efecto.
Paralelamente, a China tampoco le debe interesar necesariamente enfriar su economía, y en caso de hacerlo posiblemente preferiría hacerlo de puertas adentro -por la vía del tipo de interés- que poniendo en peligro la creación de empleo derivada de su competitividad exterior.
Por otra parte, respecto al déficit comercial de Estados Unidos, cada vez son más los expertos que quitan algo de hierro al asunto al afirmar que la paulatina subida de tipos en Estados Unidos hará más sostenible el desequilibrio o, al menos, señalan que la necesidad de repararlo no es del todo inmediata.
El resultado de la cumbre no está, desde luego, amañado de antemano. Mal harían los inversores en apostar por una sola carta cuando el número de factores en juego -y no sólo económicos- es inabarcable. Es una mala noticia para Europa, porque una revaluación asiática maquillaría los daños del euro fuerte, pero el alza del yuan puede esperar.