Un buen dato de crecimiento
La economía española completó en 2004 su undécimo año ininterrumpido de crecimiento, según las estimaciones difundidas ayer por el Banco de España. Sin duda, un récord que pueden exhibir muy pocos países, no sólo del entorno europeo, sino del mundo entero.
El incremento del 2,6% del PIB del año pasado mejora levemente el 2,5% de 2003. Pero las dos noticias más importantes son el aumento de la inversión en bienes de equipo (en torno al 5%) y en la creación de empleo (2,1%), sin que haya apenas novedad en que la demanda interna sigue siendo el principal pilar de la buena marcha de la economía nacional.
El sector exterior sigue restando puntos al crecimiento, pese a la leve mejora del último trimestre. Las importaciones continúan aumentando, también alentadas por la demanda interna, y el leve repunte exportador no las compensa. La fuerte demanda interna es la clave del sostenimiento del crecimiento, pero también del desequilibrio de las cuentas externas. La competitividad de los productos españoles sigue siendo insuficiente para prosperar en el mercado global.
A pesar de la mejora en la oferta industrial, la construcción sigue representando el mayor peso en el crecimiento. Pero esto puede convertirse en una losa, porque la deuda de los ciudadanos sigue elevándose de manera muy preocupante, básicamente por las hipotecas, hasta un endeudamiento que roza el 70% del PIB.
Con buen tino, el Banco de España llama la atención sobre el posible efecto inflacionario de la evolución de los salarios, que incorporan el aumento del precio del petróleo, algo que no ocurre en el resto de Europa. Por la misma razón, advierte que el salario mínimo no ha de ajustarse automáticamente. Pero no deben perderse de vista en absoluto las debilidades de un crecimiento excesivamente ligado a la construcción. Una subida de los tipos de interés podría poner en riesgo el largo ciclo de crecimiento de la economía española.