'La rotación obligatoria de firmas reduce la calidad de las auditorías'
Afirma que los auditores se sienten maltratados, porque la participación de estos profesionales en la formación financiera y en la transparencia de la información ha sido, en su opinión, más importante que la actuación 'poco diligente' de algunos de ellos en los escándalos empresariales
Lleva seis meses al frente de Ernst & Young en España, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. José Miguel Andrés sólo estuvo dos años alejado del mundo de la auditoría, durante los que fue controller de la actual Sony Music. Tras su vuelta a E&Y, este economista madrileño llegó a ser socio de la firma a los 32 años y desde entonces, ha estado ligado a la auditoría del sector financiero.
Pregunta ¿Cómo han sido sus primeros meses como presidente?
Respuesta No han cambiado muchas cosas respecto a lo que yo conocía. Llevo trabajando en esta casa toda la vida. Desde mi reincorporación en el año 1984 son 20 años seguidos y los últimos, llevando la responsabilidad del departamento de auditoría, con lo cual el negocio, la actividad y la gente no me era desconocida. Pero sí es cierto que una vez que cambias el rol se ven las cosas desde otra perspectiva.
'Se ha acentuado nuestra transferencia de poder hacia E&Y Internacional'
P ¿Qué cosas han cambiado en la firma desde que es el máximo ejecutivo?
R El nuevo ejercicio coincidió con el inicio de mi presidencia en la firma, y en el nuevo equipo decidimos enfocarnos en una serie de iniciativas. La más importante, que es un trabajo ímprobo porque afecta a todas las actividades, es la mejora de la calidad. Y eso, que se dice en muy pocas palabras, lleva detrás un cambio absoluto. En estos últimos seis meses también se ha acentuado la integración internacional o nuestra transferencia de poder hacia los órganos internacionales, especialmente en relación con clientes globales.
P ¿Cuál es la razón de ese cambio?
R Cada vez hay una mayor demanda por parte de los clientes. Además, hay un nuevo entorno de regulación contable más internacional, y eso hace que los nichos que antes existían porque la regulación contable era distinta por países, se desmonten.
P ¿Eso supone que la firma pierda peso específico en España?
R Pierdes autonomía local y a cambio ganas mayor presencia internacional. Por ejemplo, en el grupo que está revisando la metodología de auditoría, que es un grupo de 40 personas que trabaja en Estados Unidos, hay cuatro españoles.
P ¿Estos cambios tienen que ver algo con los escándalos que han afectado al mundo empresarial y al de las firmas auditoras?
R No, y en alguna medida son incluso contradictorios. La reacción típica al tema de Enron era limitar la responsabilidad por países, para que en caso de haber problemas un país no contaminara a otro. Pero eso no tenía nada que ver con la exigencia de los clientes que cuando contratan una firma de servicios profesionales no quieren una federación de franquicias, sino a una firma con capacidad de dar servicio de forma homogénea en todas partes.
P ¿Cómo asumen el hecho de que los auditores estén siempre en medio de todas las polémicas que afectan al buen gobierno?
R Yo no soy objetivo, pero los auditores nos sentimos maltratados. Las firmas de auditoría han hecho mucho a favor de la mejora de la transparencia y de la calidad de la información y pienso que no se nos ha reconocido suficientemente.
Gran parte de los responsables de la información financiera de las grandes empresas se han formado en auditoras. Son aportaciones que a veces no se tienen en cuenta y por el contrario, se le da mucha importancia a aquellas circunstancias en las que el auditor ha tenido una actuación poco diligente o que, en opinión de terceros, no ha alertado anticipadamente de ciertas circunstancias, cuando, por lo que yo sé, en todos los escándalos en España la participación del auditor ha sido muy secundaria en relación con la de otras personas. Sin embargo, el tratamiento que se le ha dado es como si hubiera sido el protagonista en realizar las irregularidades.
Y si eso se liga al marco legal de la responsabilidad del auditor, que tiene en este momento una responsabilidad ilimitada, define un entorno muy complicado para desarrollar la profesión.
P ¿Con el panorama que usted pinta, empieza a ser difícil reclutar a nuevos auditores?
R Es algo que se plantean muchos profesionales. Si queremos proteger y potenciar la profesión en el futuro se requiere un cambio de regulación que defina una limitación de la responsabilidad del auditor.
P Ya han conseguido que no se extienda a todos los socios de una firma, ¿no?
R Sí, pero sigue siendo ilimitada para la firma en su conjunto, con lo cual aunque no afecte al patrimonio personal de todos los socios puede suponer la desaparición de una firma. Estamos hablando con los reguladores para intentar fijar un marco legal que permita desarrollar nuestra actividad con relativa tranquilidad.
Obviamente todo profesional que emita un informe de opinión debe ser responsable de los errores que comete, pero sin que se ponga en riesgo la supervivencia de la profesión.
Auditor: 'La rotación obligatoria no es buena'
¿Cómo afecta al sector la existencia de sólo cuatro grandes firmas?Hay que aclarar que las cuatro grandes, además de auditoría, prestamos otros servicios en los que sí tenemos mucha competencia. En auditoría sí se ha producido una concentración en ningún modo deseado por las firmas. Entiendo que las empresas que compran nuestros servicios preferirían tener más oferta, y que a los supervisores también les parecería más conveniente que hubiera más jugadores. Lo que hay que analizar es el marco legal que ha llevado a esta situación, porque podemos pasar de cuatro a tres, de tres a dos y así. Y en esas circunstancias es imposible competir, rotar, etc. La concentración del mercado en cuatro firmas obliga a los reguladores a revisar por qué ha pasado y qué se puede hacer para que no siga pasando.¿Resulta complicado coordinar la especialización de los auditores con los requisitos de rotación obligatoria de equipos?Claro. Es un tema que hay que tener en cuenta, pero normalmente tienes suficientes clientes de un sector como para que unas personas que tienen que rotar puedan después trabajar en la auditoría de otras. Está claro que la rotación obligatoria no facilita la especialización, pero también es verdad que es algo que se puede gestionar perfectamente.¿El cambio de auditora favorece el buen gobierno, como ha argumentado por ejemplo Telefónica?Esa polémica tiene muchas aristas. La UE ha concluido que la rotación obligatoria de firmas perjudica a la calidad y por tanto no se recomienda que los países miembros regulen de forma obligatoria la rotación, si bien se considera conveniente que los profesionales sí lo hagan con cierta periodicidad. Esa es una cuestión. Otra, es que una empresa decida cambiar de auditora cada cierto tiempo. Es algo que hay que respetar y me parece correcto.