Pioneros del arte moderno alemán
El Museo Thyssen-Bornemisza posee una de las mejores colecciones de arte expresionista alemán. De hecho, fue la pintura con la que el barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza se inició como coleccionista de arte del siglo XX. Empezó con una acuarela de Emile Nolde, adquirida en 1961, y a partir de ahí fue ampliando la colección, que es particularmente destacada en los primeros años del movimiento.
Con motivo del centenario del nacimiento de Brücke, uno de los grupos pioneros del expresionismo alemán, el Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid presentan una antológica con 196 obras.
Brücke (El puente) fue fundado en 1905 en Dresde por cuatro estudiantes de arquitectura, Ernst Ludwig Kichner, Fritz Bleyl, Karl Schmidt-Rottluff y Erich Heckel, a los que posteriormente se adhirieron otros pintores, como Emile Nolde, Max Pechstein y Otto Müller. En la Alemania guillermina, los miembros de Brücke se vieron impregnados del ideal reformista que pretendía la transformación de la sociedad a través de las artes, explica Javier Arnaldo, conservador jefe adjunto del Museo Thyssen-Bornemisza y comisario de la exposición.
Brücke. El nacimiento del expresionismo alemán rastrea las peripecias del grupo a través de 11 capítulos. Los cinco primeros se exponen en la Fundación Caja Madrid (Pza. de San Martín, 1). Las pinturas revelan las tentaciones más tempranas y las tendencias de los artistas; los vínculos con otras corrientes del cambio de siglo; el influjo de Van Gogh; las prácticas artísticas, entre las que destacó el dibujo rápido, lo que llamaban el 'desnudo de cuarto de hora', precisa Javier Arnaldo, y la atención a la naturaleza y al paisaje.
La exposición continúa en el Thyssen (Paseo del Prado, 8) con seis capítulos dedicados al retrato, a las culturas primitivas, a las modelos que inmortalizaron, como Fränzi, Erna o Marzella, en el estudio y al aire libre. Los artistas llevaron un poco más allá la cultura naturalista, un tema clave en su trayectoria a partir de 1908 y representativo del nuevo dial de libertad que defendían, observa Javier Arnaldo. El grupo convirtió también en icono el circo y las varietés y en los últimos años, el lado oscuro de la gran ciudad.
En 1912 los integrantes del grupo se encuentran en Berlín. Sus caminos han empezado a diversificarse hasta que en 1913 Kichner pone punto y final con su crónica de Brücke, un relato de la trayectoria del grupo en el que se atribuye un papel preponderante frente al resto.
El expresionismo tuvo continuidad en Alemania después de Brücke. Una segunda generación trabajó en Berlín durante el periodo de entreguerras. Después llegaría el III Reich y la persecución de este arte, considerado degenerado, 'se sacaba de los museos para saldarlo o destruirlo', recuerda el comisario. Además, los bombardeos destruyeron durante la Segunda Guerra Mundial muchas obras de Pechstein, de Kichner y especialmente de Heckel y de Schmidt-Rottluff. El centenario devuelve la actualidad a este grupo con varias retrospectivas. La más ambiciosa se podrá ver en Madrid, desde el próximo martes hasta el 15 de mayo, y a continuación en Barcelona, hasta el 4 de septiembre.
Obras inéditas y difíciles de conseguir
La exposición reúne piezas procedentes de 74 prestadores distintos. Del museo se exponen en torno a una docena de obras, entre las de su colección permanente y las de la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza. El resto de aportaciones son modestas, excepto la del Museo Brücke en Berlín, que cede 65 obras, la mayor parte sobre papel.El nacimiento de Brücke no se identifica con una obra concreta. 'Para que aparezcan obras indiscutiblemente ligadas a la propuesta artística de Brücke hay que esperar a 1909 y 1910, años de maduración del grupo', señala Arnaldo.El Thyssen mostrará algunas de las más significativas del movimiento. Entre otras, Baile negro, de Kichner, procedente de Dusseldorf. Del mismo autor, se podrá contemplar Dos desnudos, una obra temprana, de 1907, propiedad de la National Gallery de Washington.Dentro del capítulo Dresde, según Van Gogh (Fundación Caja Madrid), se exhibe un cuadro de Heckel, El Elba a su paso por Dresde, que a juicio de Javier Arnaldo es la vista más vangoghiana que existe de la ciudad alemana. 'Es realmente un emblema, la imagen que mejor casa con lo que se quiere exponer ahí'. Aparte de una obra muy difícil de conseguir en préstamo.En el mismo capítulo, el visitante apreciará dos paisajes inéditos de Schmidt-Rottluf, propiedad de coleccionistas particulares.Destaca también un lienzo de bañistas de Munch, autor decisivo para Brücke, según el comisario, 'muy rara de ver'.