Juan Abelló pone a punto su palacete en el centro de Madrid
Tras más de diez años deshabitado, un palacete madrileño de principios del siglo XX hierve de actividad. Medio centenar de obreros trabajan en completar las obras del edificio situado en Fortuny 1. El inmueble, que albergó antes de la Primera Guerra Mundial el consulado del Imperio austrohúngaro, será la nueva sede social de Torreal, la sociedad patrimonial de Juan Abelló.
El empresario madrileño ha invertido unos diez millones de euros en el proyecto, siete en la compra del inmueble y tres en su rehabilitación. Su deseo era contar con una sede representativa en una de las zonas más exclusivas de la capital, donde también se han afincado otros empresarios. A poca distancia está el palacio que acoge la sede de la Fundación Rafael del Pino, presidente honorario de Ferrovial y casi enfrente se encuentra Jockey, uno de los restaurantes con mayor tráfico de empresarios de Madrid.
La que será nueva sede se encuentra a poco más de 500 metros de la actual, pero el estilo es completamente distinto. æpermil;ste es un moderno edificio de oficinas de acero y cristal bajo el puente de Eduardo Dato, en el paseo de la Castellana.
El capricho del cambio ha sido muy complicado y antieconómico en algunos casos. Sólo el proceso de compra, iniciado a principios de 2000, duró casi un año. 'Poner de acuerdo a 17 herederos, algunos de ellos menores de edad y otros inhabilitados por exceso de años para tomar decisiones, fue sumamente complejo', explican fuentes de Torreal. A los problemas de la transacción hubo que sumar los de la licencia de obras, ya que se trata de un inmueble protegido por la normativa urbanística de la capital del que 'no se podía tocar nada, ni por dentro ni por fuera', indican. Solventados estos inconvenientes, hace dos años se iniciaron las obras de rehabilitación y modernización, que ha realizado Construcciones San Martín y está previsto que Abelló y su equipo se trasladen al palacete en verano, casi cinco años después de adquirirse el inmueble.
Además de los 30 empleados de Torreal, en el edificio anexo al palacete, donde se encontraban las antiguas caballerizas, se ubicará Alcaliber, la única empresa que le queda a Abelló del antiguo grupo Antibióticos, cuya venta dio origen a la fortuna del empresario. Sólo Torreal, en los últimos tres ejercicios auditados, es decir, hasta 2003, ha acumulado cerca de 890 millones en beneficios, derivados fundamentalmente de la venta de acciones del grupo británico de móviles Vodafone.
El palacio dispone de 1.500 metros cuadrados, repartidos en tres plantas, incluido el anexo. El despacho de Abelló está en la segunda planta y ocupa la práctica totalidad de la fachada de Fortuny. El empresario ha ido apartando y adquiriendo algunos cuadros de su colección de arte para el edificio, aunque la decoración, encargada a Mario Conío e Isabel Pedrosa, todavía tardará unos meses en iniciarse. Está previsto que un palazuelo de grandes dimensiones presida la entrada principal del inmueble, al que se accede por la calle de Fernando El Santo a través de una gran puerta de hierro forjado y cristal.