Una sanidad bien gestionada

La compra del grupo español IDC por el sueco Capio, especializado en gestión sanitaria privada, pero con amplia experiencia en prestación al cliente público en coordinación con los servicios oficiales de salud, es una operación que encaja en el camino a seguir por el sector. Y no sólo por el carácter transeuropeo del acuerdo.

IDC cuenta con 26 centros sanitarios, ocupa a 4.000 profesionales y gestiona más de 1.500 camas hospitalarias en siete comunidades autónomas. Capio, que cotiza en la Bolsa de Estocolmo, está implantado en todos los países nórdicos, y también en el Reino Unido, Francia y Suiza. La unión de ambos grupos, que dará lugar a uno de los mayores del sector en Europa, lleva de la mano, según sus responsables, planes de crecimiento mediante la compra de nuevos centros.

La creación de grupos privados fuertes en una actividad tan compleja debe ser aplaudida. Pero no ha de servir a las autoridades para eludir unas mejoras imprescindibles en el irrenunciable sistema sanitario universal y gratuito. La aportación creciente del sector privado no se ha de entender como una sustitución del sistema público. Más bien al contrario, ambos deben establecer fórmulas de colaboración imaginativas que redunden en el mejor servicio para los ciudadanos.

La gestión sanitaria y los enormes costes que soportan los sistemas nacionales de salud son una asignatura pendiente en la mayoría de los países desarrollados. En España, donde la sanidad está transferida a las comunidades autónomas, existen serias carencias en la calidad de la atención sanitaria pública y preocupantes problemas en su financiación. Muchas de esas dificultades se resolverían con mejoras en la gestión, que demasiado a menudo no cumple el mínimo exigible. Es en ese campo donde la experiencia de sector privado puede producir algunos de sus mejores frutos.