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Tribuna
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¿Quién está detrás?

España es el único país de Europa donde el 80% de la población tiene vivienda en propiedad. Por tanto, no es de extrañar que posea el mercado hipotecario más sofisticado del mundo. En este sentido, la publicidad que vemos y recibimos en nuestras casas o Internet se han convertido en una herramienta indispensable a la hora de cotejar todas las ofertas de productos bancarios que actualmente existen en el mercado.

De entre todos estos tipos de publicidad, Internet se ha convertido además en una forma práctica e inmediata de comunicarse con el banco o revisar nuestras cuentas. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado cuando 'navegamos' por la red o revisamos nuestro correo electrónico, ya que podemos ser víctimas del phising. Con conexiones a sitios web ficticios, los correos electrónicos phising aparentan ser enviados por un banco o compañía legítima cuando en realidad estamos intercambiando información con alguien a quien no conocemos y con unos objetivos claros de apropiación de lo ajeno. Fingen ser notificaciones oficiales con el fin de obtener datos personales y bancarios de los usuarios.

Al menos 57 millones de internautas han recibido correos fraudulentos de bancos en el último año, según Gartner, empresa proveedora de estudios y análisis del sector de las telecomunicaciones. De ellos, 1,8 millones picaron el anzuelo de los 'cibertimadores' y vieron esfumarse de sus cuentas 2.400 millones de dólares.

Pero no sólo la sofisticación de este tipo de fraude ha conseguido que en el mes de octubre se hayan detectado 44 casos de phising en España, sino que otros factores como el crecimiento de la deuda familiar y la necesidad abrumante de dinero en el acto, han hecho que a veces tomemos en consideración ofertas bancarias cuya veracidad es muy dudosa. En forma de folletos, en coches o buzones, con tan sólo un número de teléfono y una dirección de referencia, nos ofrecen condiciones inmejorables para préstamos personales, hipotecarios o de consumo. Cuidado, podemos estar frente otro tipo de fraude no tan sofisticado pero igual de peligroso.

Está claro que una de las claves para unas relaciones seguras siempre ha sido saber con quien estamos tratando y, qué intereses económicos hay de por medio. El conocer con quién negociamos se convierte en una necesidad. Tan peligrosa es la ingenuidad a la que nos enfrentamos a veces a la red como la desesperación ante problemas financieros. Existen soluciones para casi todo, pero no todas al mismo precio y compararlas, al menos en la primera fase, es prácticamente gratuito.

Teniendo en cuenta toda la oferta de productos de activo que existe en el mercado, antes de tomar ninguna decisión sobre qué producto elegir, es imprescindible informarse bien y comparar entre las diferentes posibilidades existentes, ya que es la única posibilidad de que nuestra elección sea razonablemente acertada y que no dependa exclusivamente de la suerte. Por eso, comprar sin comparar no es nada recomendable, pero lo que es realmente peligroso es, como en el phising, tratar con alguien sin saber quién es.

La opción de los asesores financieros serios y reputados a la hora de decidir la hipoteca a contratar, a la hora de revisar si la hipoteca que tenemos es la mejor o de contratar préstamos personales, es una manera de asegurarse de que no estamos antes una estafa. Este tipo de intermediarios, tan habituales en el mundo anglosajón y tan novedosos en el mercado español, son muy necesarios para, de un solo plumazo, conseguir conocer en minutos cual es el producto de una entidad financiera seria que más se ajusta a las necesidades reales del cliente sea cual sea su situación financiera.

En definitiva, es recomendable conocer perfectamente todos los datos de la entidad financiera con la que vamos a endeudarnos, asegurándonos a la vez que el intermediario que nos presenta a dicha entidad está regulado por algún código ético que nos salvaguarde de cualquier mala gestión. Si, además, es independiente, nos aseguraremos de que la oferta que recibimos es verdaderamente la que mejor se adapta a nuestras necesidades.

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