Los precios de la vivienda de Reino Unido crecieron en 2004 la mitad que un año antes
El precio de la vivienda volvió a bajar en diciembre en el Reino Unido, en un 1,2% respecto al mes anterior, según informó ayer la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios británica (cuyas siglas en inglés son NAEA).
Sin embargo, medido el avance de los costes inmobiliarios en términos anuales, durante todo el año pasado el precio de la vivienda creció en este país un 6,4%, lo que confirma las tesis que llevan pronosticando en este país desde hace meses el inicio de una sensible desaceleración después del boom vivido desde finales de los años noventa.
De hecho, los precios de las casas finalizaron 2003 con una revalorización media que se situó en torno al 18%.
Los expertos apuntan como causa fundamental de esta desaceleración el endurecimiento de la política monetaria del Banco de Inglaterra, que desde el verano pasado ha decretado cinco subidas del precio oficial del dinero, hasta situarlo en el 4,75%, lo que ha enfriado de manera ostensible el mercado inmobiliario. No obstante, la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios auguró ayer que el mercado comienza a recuperarse y que lo previsible es que los precios de las viviendas comiencen a repuntar en marzo próximo.
Varios organismos británicos han detectado una caída en los precios de las viviendas en el Reino Unido en el último semestre del año, especialmente a partir de octubre. En noviembre pasado, el Banco de Inglaterra avisó sobre la probable caída del precio de la vivienda en el Reino Unido.
Según señaló la NAEA, la situación en el mercado de la vivienda ha permitido que el pasado mes los compradores consiguieran un descuento de alrededor del 5% en el precio de las casas.
El presidente de la NAEA, Richard Hair, indicó, sin embargo, que 'la actual desaceleración tendrá poca duración'.
'Las cifras que estamos dando a conocer este mes demuestran que, en el porcentaje anual, los precios han aumentado un 6% y la actividad es buena para esta época del año', apuntó Hair. Los analistas británicos coinciden en señalar en que mientras la actividad económica y el empleo mantengan cifras positivas, la demanda inmobiliaria resistirá el aumento de los tipos de interés.