El jerez se casa con el mejor plato
El vino de Jerez prosigue en su empeño de saltar del aperitivo, donde es uno de los reyes de los caldos, a la mesa como acompañante de los mejores menús. El I Concurso Internacional de Maridaje Gastronómico con Vinos de Jerez, cuya final se celebra hoy en la localidad gaditana, es uno de los platos fuertes de esta campaña. En la denominada Copa Jerez competirán siete cocineros y siete sumilleres de otros tantos países europeos, además de EE UU. Cada uno de ellos, primeros espadas de reputados restaurantes, elaborarán tres platos regados con distintas propuestas de vinos de Jerez. Las 21 sugerencias serán sometidas a un jurado integrado por personalidades de las gastronomía como Juan Mari Arzak, Juli Soler, el socio de Ferrand Adriá en el famoso restaurante El Bulli, o Juan Muñoz, presidente de la Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres.
El concurso se ha desarrollado durante un año con la participación de 2.000 restaurantes de los siete países finalistas, donde se concentran las ventas de jerez: Bélgica, Alemania, Reino Unido, Holanda, Dinamarca, Estados Unidos y España.
Cada una de las parejas que han llegado a la final presentarán un entrante, un plato principal y un postre. Alemania, por ejemplo, concursa con una trucha de arroyo ahumada con cangrejo de río y pepino servida con vino fino, mientras que la candidatura española, representada por el restaurante De Vinis de Madrid, competirá con un tartar de aguacate y hongos con langostinos de Sanlúcar de Barrameda acompañado por manzanilla. Como muestra de postre, Alemania cocinará un tiramisú de almendras con cracknel de naranja e higos inflados, acompañado de la variedad de vino cream.
En la presentación del concurso, Soler admitió que los vinos de Jerez son 'únicos en el mundo y una obra de arte en sí mismos'. Según explicaron el presidente del Consejo Regulador de los Vinos de Jerez y la Manzanilla, Jorge Pascual, y el presidente de la Asociación de Exportadores del Jerez (Fedejerez), Francisco Valencia, este certamen pretende demostrar que se trata de un vino 'perfectamente idóneo para el consumo en la mesa, en las más variadas cocinas y gastronomías, como lo refleja la variedad de países y culturas gastronómicas que concurren en el evento'.