Diálogo social roto
La negociación para elevar el salario mínimo ha sido un auténtico dislate. Una cosa es buscar el máximo consenso en cualquier reforma de alcance del mercado laboral y otra muy distinta pretender, como pretende el Gobierno, que la patronal santifique un aumento sustancial del salario mínimo que, además, lleva añadida una cláusula de revisión automática. Con la negociación de los convenios para 2005 aún por comenzar, el ministro Caldera debería haberse conformado con comunicar a la patronal un incremento del salario mínimo que avanza en la promesa socialista de llevarlo hasta 600 euros por mes antes del fin de legislatura. Al incluir la revisión automática, el Gobierno ha colocado contra las cuerdas a la patronal, que no puede aparecer en la foto de familia que busca Caldera rubricando este supuesto acuerdo a tres bandas. Un tropezón que amenaza con hacer descarrilar el diálogo social antes, incluso, de que arranque.