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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La difícil tarea de controlar el IPC

El Gobierno protagonizó la semana pasada un rocambolesco episodio con motivo de la aprobación de un nuevo incremento del salario mínimo interprofesional. La cláusula de revisión salarial incluída en el pacto sellado por Trabajo, la patronal y los sindicatos fue retirada por el temor de Economía a que tenga efecto inflacionista. Sin embargo, volvió a ser incluída en el último minuto ante las protestas que el cambio desató entre los sindicatos.

El incremento del 4,5% aprobado en el último consejo de ministros del año coloca el salario mínimo en 513 euros y tiene como objetivo avanzar en la promesa socialista de colocarlo en 600 euros durante esta legislatura. No debería, pues, ser tomado como referencia en las negociaciones para los convenios colectivos de 2005. Sin embargo, no sorprende la preocupación de Pedro Solbes, si tenemos en cuenta que el IPC cerró el año en el 3,3%, frente al objetivo oficial del 2%.

Para este año, los sindicatos se han mostrado dispuestos a aceptar moderación salarial y cláusulas que vayan ligando la retribución a la productividad. Sin embargo, han advertido a la patronal que no están dispuestos a renunciar a la cláusula de revisión salarial. En 2004, los salarios subieron una media del 3%, tres décimas menos que el IPC. Y casi seis millones de asalariados han visto compensada la pérdida de poder adquisitivo gracias a la cláusula de revisión.

Además de intentar excluir la cláusula de revisión salarial del salario mínimo, Solbes también ha tomado la decisión sin precedentes de frenar el aumento de precios propuesto por Renfe (6% para los billetes de cercanías y regionales y 3,5% para el AVE y las grandes líneas). El vicepresidente no podrá evitar los sustanciales incrementos de precios aprobados por los municipios para el transporte urbano (8% de media en Madrid; 8,7% en el bono de Sevilla...). Pero está lanzando machaconamente un mensaje que todos los agentes políticos y económicos deberían escuchar con atención: es necesario, y urgente, poner coto a la subida de precios.

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