Móviles de tercera generación
Ya lo dicen los anuncios. 'Móviles multimedia' 'Hablar, ver, sentir'. 'Da un giro a tu comunicación'. 'Reconócelo. Quieres uno'
Estamos en un punto de cambio definitivo. Hasta hace poco, el móvil era un aparato para hacer llamadas. Para hablar por teléfono. Con la tercera generación llega algo más. De entrada, la videoconferencia en el móvil. Ese paraíso prometido que consistía en poner cara a nuestras comunicaciones a distancia.
Pero, esto no es lo único que llega con el UMTS (Universal Mobile Telecommunication System). Otros anuncios hablan de 'Banda ancha para tu móvil' o de 'descargarte todo lo que te apetezca'. Y es verdad. Con los móviles de toda la vida se puede conectar a internet, pero todo va muy despacio. En cambio, con la tercera generación la cosa cambia.
Un inconveniente es que no siempre se desea ser visto por el interlocutor
Permiten conectarse a internet a una velocidad similar a la banda ancha
La conexión se puede catalogar de auténtica banda ancha. Sobre todo, si lo comparamos con el internet que se ofrece para el hogar. Lo que no se consigue con estos móviles 3G es descargar 'todo lo que nos apetezca'. Y el problema no tiene que ver con la velocidad de conexión, sino con el precio.
Descargar a través del móvil una simple canción cuesta a través de la conexión de Movistar o de Vodafone, dos euros. Y eso, si se utiliza un módulo de Internet móvil que obliga a pagar indefectiblemente 30 o 35 euros al mes por tener derecho al acceso.
Por otra parte, estas tarifas no incluyen el precio que se paga por la canción. Sólo se contempla la tarifa por descargar archivos, bajar el correo electrónico o abrir páginas de internet.
En cuanto al servicio de videoconferencia resulta llamativa y seductora a primera vista, pero también tiene algunos inconvenientes. El primero tiene que ver con la costumbre. Estamos acostumbrados a hablar por teléfono sin preocuparnos por nuestra imagen. A veces, se habla mientras se realizan otras actividades. La videoconferencia exige un grado mayor de protocolo y concentración. Ante esto, a veces se preferirá ver pero no ser vistos por el interlocutor telefónico. En otras ocasiones, bastará y sobrará la simple y tradicional llamada de voz.
El segundo inconveniente de la videoconferencia también es el precio. De momento y para promocionarlas, cuestan más baratas, pero la tarifa oficial de los operadores es de medio euro por minuto. Además, estas tarifas llevan de serie un gasto mínimo mensual que, en algunos casos llega a los 50 euros. La videoconferencia es pues interesante, pero también cuesta lo suyo.
Ante estas barreras que tienen los nuevos servicios de tercera generación, el usuario de móvil, muchas veces, prefiere buscar en su teléfono las funciones gratuitas. Prestaciones como música MP3, juegos, radio, calendario y, sobre todo, la cámara de fotos.
Una cámara que, en los mejores casos, propone resolución suficiente para imprimir las imágenes y que permite capturar vídeo aunque sea en baja calidad.
En este sentido, arrasan teléfonos como el Sharp 902 o el Sony Ericsson V800, frente a modelos de baja resolución y poca operatividad como el Samsung, el LG o el Motorola.
Respecto al teléfono de tercera generación de Nokia, sería casi perfecto si no fuera porque no permite la videoconferencia de serie (hace falta un accesorio de mesa opcional) y porque tarda demasiado tiempo cada vez que se enciende.
nota Para conseguir estos precios, al comprar cada uno de los móviles hay que firmar un contrato de una permanencia mínima de un año.