Las urnas amenazan a Turquía
Un número creciente de países de la UE está minando de referendos las negociaciones para la adhesión de Turquía. Bélgica, que no celebra una consulta popular desde su experiencia traumática de hace casi 50 años (sobre el regreso de la monarquía), ha sido el último socio en dejar abierta esa posibilidad. 'Personalmente, no estoy en contra', tentaba la pasada semana el primer ministro Guy Verhofstadt.
Austria anunció la convocatoria tan pronto como el Consejo Europeo fijó el 3 de octubre de 2005 como fecha de inicio de las negociaciones con Ankara. Y el presidente francés, Jacques Chirac, ya ha anunciado que, por ley, las futuras ampliaciones de la Unión deberán someterse a la voluntad del pueblo francés.
Otros países, como Alemania o la República Checa, están aprovechando el proceso de ratificación de la Constitución europea para suprimir la prohibición legal de convocar referéndum.
El voto negativo de un solo país podría frustrar más de cuatro décadas de acercamiento hacia Europa del país musulmán. Y quizá el desenlace se produzca en alguno de los referendos sobre la Constitución de 2005. 'Una victoria del no en Francia frena la Constitución, pero también, de facto, las negociaciones con Turquía', advierte una alta fuente comunitaria.