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Pau Hortal

'Cuando se tropieza no pasa nada' '

Asegura que si algo le caracteriza es la transparencia. Su agenda estará disponible para todos sus empleados a partir de enero en internet. Tiene 51 años, trabaja 16 horas al día y sus planes son cada vez más a corto plazo.

Es hijo de un sastre catalán. Pero él decidió cortar otro tipo de patrones a los ejecutivos y en 1988 decidió poner en marcha una consultora de recursos humanos especializada en temas de recolocación (outplacement) . 'Ayudarles a orientar su carrera en momentos delicados', asegura Pau Hortal, psicólogo industrial y graduado social. Ha sido director de recursos humanos en compañías de los sectores alimentario y automoción. Si algo le gusta es hablar de una pasión reciente: el arte, disciplina en la que se ha convertido en un experto y que le ha llevado a atesorar una pequeña colección.

Pregunta. En la trayectoria profesional de un ejecutivo, ¿qué momentos decisivos hay?

Respuesta. Creo que hay tres momentos claves. Por un lado, el inicio, que supone una etapa de aprendizaje, en la que todos los profesionales quieren ser directivos y en la que surge la oportunidad. Hay que ir sembrando cuando se es joven e ir poco a poco. Es un error querer correr demasiado. Conviene, hasta los 35 años, ver distintas áreas de la empresa y no especializarse. La especialidad hay que escogerla en la segunda fase. Es aquí cuando hay que arriesgar y tomar decisiones. Hay una tercera fase que es cuando se tiene más de 40 años y hay que convenir si se queda en especialista o en generalista. La formación es importante, pero jamás recomendaría hacer un máster al inicio de la carrera profesional cuando se es recién titulado.

La conciliación entre vida personal y laboral es un grave problema. Sucede que está mal montado y lo lógico es que los hijos se tengan en la primera fase de la carrera profesional'

P. ¿Por qué?

R. Los máster se están convirtiendo en el segundo ciclo universitario, cuando los jóvenes profesionales donde deben curtirse es en las empresas. Este tipo de formación hay que hacerla cuando se ha decidido la especialización. Un curso de posgrado en dirección de empresas hay que hacerlo cuando se tiene entre 40 y 45 años. Y una vez sobrepasada la cincuentena ya has hecho carrera. aunque puede haber circunstancias que impidan que la puedas continuar, y lo que hay que hacer entonces es intentar divertirse, eso sí, con un dilema: ya eres viejo pero todavía te quedan 25 años de vida por delante.

P. ¿Cómo influye la conciliación entre la vida personal y la profesional en la carrera de un ejecutivo?

R. Es un grave problema. Está mal montado y lo lógico es que los hijos se tengan en la primera fase de la carrera profesional. En cambio, se tienen pasada la treintena y eso corta la carrera profesional, sobre todo a la mujer.

P. ¿Qué tropiezos se suelen encontrar en el camino?

R. Cuando se tropieza no pasa nada. Hay directivos que han tenido graves problemas en su carrera profesional y luego han tenido éxito. Es necesario tener flexibilidad y no intentar buscar lo mismo que se perdió. Es un error empeñarse en encontrar el calco de aquella carrera que se ha truncado. La clave, en situaciones de crisis, está en buscar otras oportunidades en el mercado. Es bueno dar con otros caminos.

P. ¿Cuando a un directivo se le despoja de su cargo le cuesta encontrar el rumbo?

R. El éxito de un programa de recolocación es ayudarles a cambiar de idea, a que sepan que pueden tener otras oportunidades. El vacio es lo peor que les puede pasar. No es buena estrategia. Por ejemplo, hay directivos que han estado mes y medio simulando que tenían un trabajo. También he visto a ejecutivos que han dejado de vivir en sus casas para que los vecinos no vieran que no tenían trabajo. Son personas que creen que van a recibir un montón de llamadas de headhunters (cazatalenteos). Otro error muy común es salir disparado, coger el teléfono y llamar a todos, quemar la red de contactos. No se puede descargar el enfado en las personas que te van a ayudar profesionalmente. El tercer error es buscar el calco y las mismas características del empleo anterior. Hay que tomarse un tiempo.

'He aprendido a ser directivo siéndolo'

Usted sobrepasa la cincuentena, ¿en qué ha ganado con los años?No sé lo que ocurrirá con las personas que tienen 30 años cuando lleguen a los 50, pero mi generación ha sido afortunada porque no ha tenido problemas de acceso al trabajo. Hemos tenido que adaptarnos a todos los cambios y estamos en un momento en que los hijos son mayores y dentro de lo que cabe el esfuerzo ya está hecho. Cuando llegas a mi edad ya no puedes crecer mucho más y es cuando tienes que divertirte, es cuando aportas más porque no tienes presiones familiares. Ahora dispongo de más tiempo para el trabajo. Quiero crecer como empresa, pero lo que deseo es divertirme.¿Y los que trabajan a su lado se divierten?Espero que sí. Te tiene que gustar lo que haces y creertelo. Me gusta que la gente diga lo que piensa, que de su visión de la empresa. El estilo de esta compañía es el de tirarte a la piscina desde donde te sea relativamente fácil nadar. Trabajamos con tensión y nos reímos mucho porque intentamos disfrutar y que todo el mundo esté motivado. Delego las cosas importantes y soy muy exigente con las pequeñas cosas. Soy consciente de que un directivo no puede estar pendiente de todo, aunque sea una empresa que haya creado yo. Dentro de nuestro sector somos una compañía con un equipo directivo potente, donde cada uno tiene libertad para expresarse como quiera.¿Es receptivo a las críticas?Si algo valoro y agradezco es que todos los profesionales que trabajan conmigo sean sinceros. Eso me hace confiar en la gente porque aquellos que dicen lo que piensan están más involucrados en el proyecto. Yo creo que el secreto está en la oportunidad, esto es, suerte; en la capacidad, el esfuerzo; y en la motivación, que no es otra cosa que la voluntad.¿En alguna ocasión pensó que llegaría a ser directivo?Mi padre es sastre y yo estudié Psicología en la época en la que era un segundo grado de Filosofía y Letras y practicamente toda la psicología estaba orientada a los temas infantiles. Me interesó la rama dedicada al trabajo y jamás pensé que me dedicaría a esto. Cometí muchos errores hasta que en 1988 decidí fundar Creade. He aprendido a ser directivo siéndolo.

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