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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La UE, un árbitro para Microsoft

Europa sirvió ayer de escenario a la enésima batalla entre Microsoft y las autoridades de Competencia. El Tribunal de Primera Instancia de la UE rechazó la petición de la multinacional para que se aplazase cautelarmente la ejecución de las medidas comerciales que la Comisión Europea impuso en marzo a la multinacional. Microsoft, en consecuencia, deberá comercializar de inmediato en la UE una versión de Windows sin el programa de reproducción audiovisual Media Player. Además, deberá poner a disposición de sus competidores la información (protocolos en la jerga informática) para que sus productos puedan ser compatibles con el omnipresente sistema operativo de la compañía estadounidense.

La multinacional ha acatado, como no podía ser de otro modo, el auto. Microsoft ha aprendido que en el mercado europeo imperan normas europeas. Bruselas se negó en su día a dar por zanjadas las diferencias con la compañía simplemente porque Bill Gates hubiese alcanzado un acuerdo extrajudicial con el Departamento de Justicia estadounidense. El ya ex comisario europeo de Competencia, Mario Monti, mantuvo la investigación sobre el presunto abuso de posición dominante hasta sancionar a la empresa con la mayor multa de la historia de la UE (497 millones de euros). Ayer el juez avaló la aplicación inmediata de la decisión de Monti.

El caso sigue pendiente de un recurso global de Microsoft. Pero sea cual sea el resultado final del proceso, dentro de dos o tres años, Bruselas ha colocado ya una espoleta en la estrategia expansiva de Bill Gates.

La victoria de la Comisión, sin embargo, difícilmente redundará en beneficio de las empresas europeas. Como viene siendo habitual en este largo proceso, la UE pone abogados, jueces y funcionarios para dirimir litigios entre grandes compañías estadounidenses. Tanto los denunciantes (Real Networks, Sun o Novell) como la denunciada proceden del otro lado del Atlántico. Europa debería empezar a competir en esta tercera revolución industrial que es la informática y no limitarse a servir de árbitro de conflictos ajenos.

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