'No podemos resignarnos sólo a traducir las normas contables'
Bové es firme partidario de que España entre en el organismo que elabora la contabilidad internacional
Tiene 54 años, nació en Barcelona y su carrera profesional ha estado siempre ligada al mundo de la auditoría. Primero, desde una de las multinacionales del sector (Peat Marwick) y poco después con la creación de su propia firma con otros socios. Así nació Bové, Montero y Asociados, que está integrada en el Grupo HLB, una de las redes internacionales de la profesión. En la actualidad forma parte de la directiva del Instituto de Censores Jurados de Cuentas (IJCE) y es vicepresidente de la Federación de Expertos Contables (FEE), cargo para el que acaba de ser reelegido. Preside, además, el grupo de trabajo de la FEE para el análisis de las prácticas de las pymes auditoras.
Pregunta ¿Está la profesión española preparada para los cambios que se les vienen encima? Uno de ellos está al llegar con las normas contables internacionales.
Respuesta El problema fundamental a este respecto es que no hay una representación española en el IASB (el organismo independiente encargado de la elaboración de las normas contables internacionales). Nosotros simplemente traducimos. El IASB está controlado por los países anglosajones, con sus intereses, su influencia, su tradición y su política. Y es una pena que la comunidad española no tenga un solo representante allí. Habría que designar una persona de España, con los suficientes conocimientos para que pudiera aportar la importante tradición contable que tenemos en España, materializada en los planes de contabilidad y las adaptaciones sectoriales.
P ¿Podría España aportar algo de su cultura contable al nuevo sistema que está elaborando el IASB?
R Claro. Ahora los temas contables se dirimen en Londres y nosotros nos contentamos con traducir. Creo que las instituciones españolas deberían tener conciencia de este problema y actuar para conseguir una representación en el IASB.
P ¿Pero no es un poco tarde? Los grupos cotizados deben aplicar las normas contables dentro de apenas unos días.
R Siempre habrá un proceso continuo de reflexión y puesta al día. Lo importante es estar ahí. Más vale tarde que nunca.
P ¿Cree que la nueva contabilidad va a ser útil?
R Rotundamente, sí. La utilización del mismo lenguaje contable en todas las economías del mundo facilitará enormemente la inversión directa y el desarrollo económico. Hay que subrayar que un colectivo que se beneficiará de ello son las pymes, ya que tendrán más facilidad para entender y controlar sus inversiones en otros países.
P Hasta ahora, cuando surgía un conflicto de interpretación entre una empresa siempre quedaba la posibilidad de acudir al ICAC para que decidiera. ¿Se va a perder este contacto directo con las nuevas normas contables?
R La reforma de la octava directiva establece la creación de un organismo fuerte de control de la calidad de las auditorías que deberá coordinar cada uno de los organismos similares que existan en los Estados miembros. El ICAC seguirá existiendo, a lo mejor con otro nombre, pero seguirá siendo un punto de referencia.
P Al margen de las normas contables internacionales, ¿cuáles son los asuntos que preocupan más a los profesionales europeos de la auditoría?
R La responsabilidad es uno de ellos. La CE dijo en 2003 que iba a realizar un estudio sobre el tema y aún no lo ha hecho. La profesión acepta sin ningún género de dudas una responsabilidad proporcional o limitada al daño causado y que no se culpe a los auditores por siniestros que han sido realizados por otros actores.
P ¿Tendrá algún efecto la reforma que prepara la Comisión Europea sobre los honorarios de los auditores?
R El actual borrador de directiva establece que los honorarios de los auditores deben ser adecuados al trabajo que realizan para salvaguardar su independencia. Además, en la memoria se deberán indicar los honorarios percibidos por la realización de la auditoría y también por otros servicios. Pero esa transparencia en materia de honorarios no debería arrastrar a la profesión a una competencia desleal de precios y a un deterioro de la calidad.