Los pesos pesados están en Asia
China e India son para nosotros un seguro antiinflacionista', comentaba ayer durante una presentación de perspectivas Miguel Ángel García, el director de inversiones de Deutsche Bank Private Wealth Management. 'Son países tan competitivos que no permiten que las empresas del resto del mundo puedan fijar precios'.
No cabe duda de que, de un tiempo a esta parte, China e India se han convertido en actores de primera línea. Su influencia es cada vez mayor, precisamente porque su crecimiento, imparable, está determinando la evolución de muchos factores financieros globales. Suya es en buena medida la culpa de la subida de las materias primas, incluido el petróleo y los metales. No es de extrañar teniendo en cuenta la demanda que genera un ritmo de crecimiento del 9% anual, como es el caso de China. Un ejemplo, quizá menor pero ilustrativo, son los máximos en que se encuentra el precio del transporte de mercancías por mar ante la falta de barcos suficientes como para hacer llegar a China las materias primas que demanda.
Pero al mismo tiempo, como comenta Miguel Ángel García, China en manufacturas e India en el sector servicios son enormemente competitivos y están impidiendo que las empresas occidentales puedan subir sus precios. Este acontecimiento tiene dos lecturas. La buena es que efectivamente se reducen las presiones inflacionistas, porque las empresas no pueden subir el precio de sus productos si quieren competir. Esto permitirá que los tipos de interés de los países desarrollados suban, pero gradualmente.
La lectura negativa es que, al no poder subir los precios, las empresas no pueden trasladar al cliente final el encarecimiento de las materias primas que en buena medida ha producido China. Y esto se traduce en un descenso de márgenes. Ahora que China inicia una desaceleración -forzada- habrá que ver hasta qué punto se mantiene el equilibrio interno del país y, lo que es más importante, como afectará al equilibrio mundial. mrodriguez@cincodias.es