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Tribuna
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Capital riesgo y empresa familiar en España

Hoy no es frecuente que una empresa familiar con necesidades de financiación acuda como primera opción al capital inversión. Aunque en muchas ocasiones saben que ésta es una buena fuente de financiación, muchos recelan por varias razones: preocupación sobre la cesión del control; por la introducción de consejeros no ejecutivos; miedo a que las condiciones sean elevadas o la creencia de que el nuevo socio podría obligarles a vender el negocio.

Muchos de ellos recurren todavía (aunque la proporción va disminuyendo) a fuentes tradicionales de financiación como familiares, amigos o su banco de toda la vida. Pienso que la involucración de un amigo o familiar suele derivar en presiones de tipo emocional, un préstamo bancario aumenta la deuda y el alto nivel de apalancamiento se puede convertir en una preocupación. Además, si la empresa atraviesa problemas de cash-flow o cualquier otra dificultad financiera, el banco siempre podría optar por pedir la devolución del préstamo.

Una empresa familiar se podría definir como aquella en la que ya han estado implicadas sucesivas generaciones, seguramente con el nombre de la familia como denominación social y gestionada por miembros de la propia familia. Desde el punto de vista de 3i, el interés de estas empresas no es tanto el tamaño como la determinación de crecer. Que quieran realizar un salto cuantitativo y cualitativo y que contemplen una estrategia de expansión y desarrollo, como planes de internacionalización o de abordar nuevos mercados por ejemplo. En definitiva y si tuviéramos que definirlo en un deseo éste sería el de querer dar el salto.

Hay varias razones por las que una empresa familiar podría necesitar la ayuda de un socio financiero: que la compañía esté pensando en hacer una adquisición; el propio crecimiento orgánico de la compañía; reestructuración del balance (por ejemplo, hacer descender la deuda) o reestructurar la composición del accionariado a través de una sustitución de acciones.

Esta última situación puede ser de especial interés cuando las acciones de una compañía se han dispersado entre los miembros de la familia que no está involucrada en la gestión del negocio, o en los casos en los que hay una disputa familiar, un divorcio o un fallecimiento. En cualquiera de estas situaciones, el capital de inversión puede ser una excelente solución al aportar los fondos para resolver alguno de estos conflictos.

Aunque esta fórmula de financiación permite centrarse en las oportunidades de mercado sin tener que preocuparse de los niveles de deuda, y esto es muy importante, también lo es aportar relaciones y conocimientos.

En ese sentido, otro de los beneficios que aporta un socio financiero así es la introducción en el consejo de la compañía de un consejero no ejecutivo con amplia experiencia dentro del sector y una amplia red de contactos que permite encontrar profesionales con la experiencia y los conocimientos adecuados para añadir valor a la compañía. Muchos de nuestros consejeros no ejecutivos ya han gestionado su propia empresa familiar.

El tamaño de la toma de participación dependerá de los fondos que la empresa necesite, el valor actual de la compañía y el valor potencial que se creará en un futuro. Todo esto estará relacionado con los beneficios presentes y previstos, el PER del sector y otras variables.

3i lleva invirtiendo casi 60 años en empresas familiares con planes de crecimiento en toda Europa, y entiende los problemas a los que este tipo de compañías se enfrenta. La experiencia demuestra que esta fórmula de inversión es muy adecuada para este tipo de empresas, si bien todavía es una vía poco utilizada por la empresa española.

Hacemos todo lo necesario, para entender las prioridades y objetivos de las empresas, saber lo que sus directivos y accionistas considera importante, y cuando estamos seguros de todo esto es cuando diseñamos una inversión a medida según cada caso. Cada empresa es diferente.

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