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CincoSentidos

De restaurantes por Manhattan

Al entrar en Tao, un restaurante situado en el Midtown este de Manhattan e inmortalizado en la serie televisiva de la HBO Sexo en Nueva York, el cliente recibe un buscapersonas que permita al personal del restaurante localizarle entre la muchedumbre que se agolpa en las dos plantas del local. No es un detalle exclusivo de este oriental, en otros restaurantes en EE UU se utiliza esta peculiar manera de avisar al comensal cuando está lista su mesa, pero sí es una muestra de la diferencia de concepto (y de tamaño) entre un local de moda en la Gran Manzana y un local de moda en casi cualquier otro lugar.

Una vez sentado a la mesa en un amplísimo comedor presidido por un Buda gigante, el cliente de Tao -que normalmente renuncia a hablar debido al estruendo de la música- puede elegir entre una carta oriental que incluye platos thailandeses, japoneses y chinos, todo ello amenizado por músicos en directo que aparecen en las terrazas interiores del restaurante. Como es habitual en este tipo de locales, a falta de amigos en la ciudad que hagan la reserva, es conveniente asegurarse mesa al menos dos semanas antes de viajar a Nueva York.

Mucho más difícil es hacerse un hueco en Nobu, un japonés hiperexclusivo con homólogo en Londres y Tokio, entre otras capitales, que debe su nombre a Nobu Matsuhisa, una verdadera estrella de los fogones. Nobu, en TriBeCa, es toda una experiencia para aficionados a la comida nipona y a las celebridades (el restaurante pertenece al actor Robert de Niro). Tanto que apenas se nota la espera de más de una hora para sentarse a una mesa reservada, esta vez, con dos meses de antelación. Por 60 euros se puede degustar una inolvidable cena Omakese, un concepto japonés que consiste en dejar en manos del chef la elección de los platos. Puestos a dejarse dólares, una buena opción es tomar antes o después de la cena un Blue Martini (o dos) en el bar del Lotus, en el West Village. Más modestos, pero también de moda, Public o Bhaltazar, en SoHo, son buenas opciones. El primero ofrece cocina moderna internacional en un ambiente inmaculado y salpicado por estanterías con libros. El segundo, de comida francesa, es perfecto para un brunch.

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