Turquía: por el regreso a la razón
Los europeos necesitan fortalecer su identidad. No existirá un patriotismo europeo hasta que los ciudadanos no tomen conciencia de pertenecer a una misma comunidad. La Convención intentó definir mejor los fundamentos de esa comunidad: la contribución cultural, la antigüedad griega y romana, la herencia religiosa (...), el pensamiento racional y científico. Turquía no comparte esos aspectos (...). Ha desarrollado en paralelo su propia historia y cultura (...). Su adhesión cambiaría la naturaleza del proyecto europeo. Primero, porque no será aislada (...). Marruecos estará tentado de seguirla (...). Un proceso de ampliación permanente desestabilizará el funcionamiento del sistema (...). En segundo lugar, por su población (...) Turquía se convertiría en elemento central al tomar decisiones (...).
La mayoría de los dirigentes europeos se han dejado llevar a una dicotomía simplista: abrir negociaciones que conduzcan a la adhesión de Turquía o darle un portazo (...). En diciembre, el Consejo Europeo debe decidir abrir las negociaciones (...) para una cooperación política, que constituya una asociación privilegiada entre Turquía y la UE (...). Eso permite responder a las esperanzas de Turquía sin poner en peligro la frágil construcción de la UE.