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Juan José Nieto

'El despido de Telefónica me ayudó a emprender'

Ya no ambiciona trabajar para una compañía que no sea la suya. Con 37 años, asegura que ha encontrado su sitio, que no es otro que el de emprender proyectos y tener calidad de vida. Monta a caballo, esquía y atiende a su familia.

Habla rápido, muy rápido, pero sin atropellos. El discurso de Juan José Nieto es claro y sobre todo parece convencido de algo: ha colgado el traje de ejecutivo de gran empresa para vestir el de empresario. Se formó en Icade, en la London Business School y en Stanford University. Trabajó en Natwest Markets, en Goldman Sach y en Bankers Trust, antes de incorporarse en 1997, de la mano de Juan Villalonga, al grupo Telefónica. Fue consejero delegado de Antena 3 y presidente de Telefónica Media, cargo en el que permaneció hasta 2002. Dirige el grupo Yeti, empresa especializada en eventos corporativos y actividades formativas de aventura, y es presidente de Service Point.

Pregunta Ha pasado de ser un alto ejecutivo en un grupo como Telefónica a empresario. ¿Cómo se vive esa adaptación?

Respuesta Puedo decir que he estado ahí y que he tenido la suerte de encauzar mi carrera hacia algo que siempre me había apetecido, como tener mi propia empresa. La diferencia más importante entre ambos puestos es que ahora tengo mucha más libertad para tomar decisiones. Cuando eres ejecutivo en una gran compañía tienes más recursos y medios, pero también más condicionantes. El reto de emprender es más apasionante porque se trata de convencer a un equipo de que se sume a tu reto. Por eso hay poca gente que quiera ser empresario.

'Sentí una gran liberación al ser despedido por la presión que lleva ser responsable de una compañía como Telefónica Media'

P ¿Cómo se convence a alguien para que le sigan?

R Fundamentalmente, vendiendo ilusión, ambición y sobre todo poniéndote en la piel de la otra persona. Tienen que ver que te pones delante del carro. Tengo la satisfacción de haberme rodeado de gente buena. Siendo empresario se tiene un reto económico y se sufre de manera diferente. Ser empresario es una alternativa profesional sana que le recomendaría a mucha gente, aunque es algo difícil. Es más fácil trabajar para otros.

P ¿De qué pasta hay que estar hecho para ser emprendedor?

R No hay que ser de una manera especial. Lo único que hay que hacer, y es lo que me ocurrió a mí, es imaginarte cómo quieres que sea tu vida profesional. Tener una idea clara de hacia dónde quieres ir y poner los medios necesarios para que salga bien. Cuando alguien quiere emprender es porque es la última opción que le queda, pero se trata de una alternativa real a trabajar para otro. Trabajar para una empresa te da una falsa seguridad, te hace sentir más cómodo, pero si se ha tenido una buena formación y se tiene experiencia asumiendo responsabilidades se aporta más siendo empresario. Yo siempre he querido emprender y arriesgar. Cada vez se despide más, pero el despido muchas veces no tiene que ver con el fracaso sino con factores políticos.

P Lo sabe por propia experiencia. Usted tuvo que dejar Telefónica.

R Y sentí una gran liberación por la presión que lleva ser responsable de una compañía de medios como Telefónica Media. El despido me ayudó a tener más ganas de emprender, de poder dar ese paso por mí mismo. Sentí la responsabilidad de que había dado el pistoletazo de salida para tener el coraje y la disciplina necesaria para emprender algo. Mi salida de Telefónica era algo que esperaba y, aunque se produjo de forma violenta, se hizo de la mejor manera. Las cosas que ocurren siempre trato de que sean para bien, las ajusto para sean así.

P ¿Qué consejo le daría a los ejecutivos que se ven en esa misma situación?

R La rotación de directivos es cada vez mayor. Ya nadie tiene que dar por sentado situaciones de por vida. Por ello, es necesario cada vez más planificar qué tipo de carrera se quiere tener y dónde se quiere ir. Yo siempre me he planteado objetivos y, en ese sentido, creo que es necesario diseñar retos de entre dos y cuatro años para hacer cosas. Se trata de crecer dentro de una empresa o de buscar otros sitios para hacerlo. En las compañías siguen pesando las razones políticas frente a las económicas.

'Soy constructivo, no piso a nadie'

Siempre ha tenido mucha fama de exigente, ¿sigue así?Es verdad que la tengo y creo que lo sigo siendo. Soy una persona constructiva, no piso a nadie. Tengo defectos, pero liderar equipos creo que lo hago bien. Doy responsabilidad a la gente, pero exijo resultados.

 

¿Cómo se lidera a un equipo?Todo el mundo habla de ello aunque luego se hacen expedientes de regulación de empleo y se despide a la gente. Hay que tener capacidad para trabajar con profesionales diferentes, saber implicar y crear ilusión en personas variopintas para buscar un objetivo común. Hay que saber dar juego a la responsabilidad. No creo en el líder intervencionista, el que trata de influir en cómo se hacen las cosas. Creo en el liderazgo del palo y de la zanahoria, exiges pero también das. Así me ha ido bien. Yo soy consciente de que no llevo la empresa, que la lleva el equipo. Soy cercano, pero distante. Creo que soy una persona bastante próxima a los profesionales que trabajan en la empresa, pero son ellos los que toman las decisiones.

 

Se habla siempre de personas, pero la realidad es distinta, los resultados económicos juegan un papel importante.Si no hay resultados no hay nada. Dicho así puedes parecer un depredador económico, pero esa es la realidad. A partir de ahí, tienes que gestionar y ahí es donde te encuentras con las personas. Además tienes que ser sensible con los temas de responsabilidad social, de los que muchas veces se habla por hablar.¿Cómo vislumbra su futuro profesional?Igual que ahora. Siempre quise ser empresario y hacer algo por mí mismo. He tenido la suerte de trabajar, por ejemplo, en Goldman Sachs cuando no había españoles. Es una experiencia que recomiendo a universitarios por el escaparate que supone para aprender rápido, ser disciplinado y trabajar con gente mayor que te juzga por lo que cuentas no por la edad. En aquella época me veía trabajando en un banco de inversión y cuando me surgió la oportunidad de Telefónica me costó tomar la decisión. Soy una persona curiosa y pensé que constituía una gran oportunidad.

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