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Josep Pons

'Debemos ser embajadores de la música española'

Después de colocar a la Orquesta Ciudad de Granada entre las primeras de Europa, Josep Pons (Puig-Reig, Barcelona, 1957) viene dispuesto a convertir la ONE en un referente en interpretación y repertorio

Grandes carteles en la fachada anuncian esta temporada al público que dentro del edificio se escucha música. El cambio de imagen del Auditorio Nacional es sólo una muestra del proyecto renovador de Josep Pons para la Orquesta Nacional de España que se deja ver, sobre todo, en la programación, la primera que ha diseñado por completo después de un año de toma de contacto. Hay muchas maneras de abordar la música, pero el director intenta ponerse en la piel del público y a la altura del compositor.

Pregunta. Uno de sus objetivos es hacer de la ONE un referente en Europa, como ya hizo con la Orquesta Ciudad de Granada. ¿Cuáles son sus planes?

Respuesta. Es cierto que el proyecto de la Orquesta Ciudad de Granada lo redacté yo, pero sólo no lo hubiera conseguido, se necesita un equipo que crea en ti, que vaya a por todas. Mi intención en la Nacional es la misma. Hemos definido lo que queremos que sea la orquesta en el futuro. La ONE tiene un pasado glorioso, pero los tiempos han cambiado. Llevaba la música por los festivales de España, en un momento en que había poquísimas orquestas. Hoy debe haber cerca de 30. Lo mismo ocurre con la red de auditorios, que es la envidia de Europa. Evidentemente, los festivales y las grandes salas siguen siendo nuestro espacio natural, porque tenemos más capacidad, 120 músicos y un coro de 105 personas, para abordar una serie de programas. LA ONE debe ser la gran embajadora de la música española y, en consecuencia, ser un referente en cuanto a interpretación.

'Soy partidario de romper todas las fronteras menos una, la que marca la diferencia entre la música buena y la mala'

'Nuestra premisa es intentar llegar al máximo número de gente y a ser posible no a bulto, sino con una cierta especificidad'

P. ¿Qué criterios ha seguido en la programación de la temporada, la primera que ha diseñado íntegramente?

R. Intento ponerme en la piel del público, siempre teniendo en cuenta que servimos a la cultura más que al ocio. Debemos dar la posibilidad a la gente más exigente que encuentre aquí su espacio. No solo en las obras, sino en la manera en que se les ofrece. El típico comentario de me gusta la música porque me relaja es estupendo, pero reducirlo a esta cuestión es perderte mucho de lo que hay dentro. Se puede abordar la música de muchas maneras, a mi me gusta ese fondo programático, porque me gusta explicar un concierto. La condición indispensable es que las obras sean buenas. Quizás sería más interesante hacer proyectos, en lugar de temporadas. Tomando el formato de temporada, procuro que dentro de este año podamos explicarlo bien, de manera que las obras se complemente o se ayuden.

P. Su intención es también crear nuevos públicos

R. Nuestra premisa es intentar llegar al máximo número de gente y, a ser posible, llegar a cada uno por la neurona adecuada; no a bulto, sino con una cierta especificidad. Es el ideal, pero ¿cómo se cocina? Si puedes dar programas pedagógicos de iniciación a los chavales, también puedes ofrecer conciertos específicos para gente más exigente, con versiones a cargo de especialistas.

P. ¿La música no clásica tiene cabida en la programación?

R. Me gustan mucho los espacios de fusión, de mestizaje y romper fronteras entre géneros, el jazz con la clásica o el flamenco con la clásica. Para ello vamos diseñando diferentes espacios. Pensamos que hay que romper todas las fronteras menos una, la que marca la diferencia entre la música buena y la mala. Prefiero un buen tango a una sinfonía mala.

P. Desde su nombramiento ha sido inevitable que le preguntasen por la crisis en la ONE. ¿Cómo ve el conflicto un año después?

R. Aunque me afecte, no soy yo quien puede resolverlo. ¿Cómo lo veo? Posiblemente nunca habíamos estado tan cerca como ahora de resolverlo. Si se soluciona el tema de la indefinición laboral en breve, todo lo demás se irá resolviendo. Pero estoy un poco harto de hablar de la crisis.

P. ¿Cuál sería su receta para fomentar la política cultural?

R. Mi respuesta es rápida y clara: educación. La cultura crea buenas personas. Tengo un hijo de 15 años y, tal y como está el mundo, lo único que deseo es que sea buena persona. Si invertimos en educación, dentro de equis años el problema estará resuelto.

Programación: 'Me gusta explicar un concierto'

La elección de Gurrelieder, de Schönberg, para abrir la temporada ha sido interpretada como la voluntad de Josep Pons de darle nueva vida a la Orquesta Nacional de España. El maestro explica que intenta ponerse en la piel del público. 'Debemos dar a la gente más exigente la posibilidad de que encuentre aquí su espacio'. Y también en la del compositor, orientando al público para que extraiga mucho más de la música. 'Hacer pedagogía sin que se note, sin ofender'. De ahí el establecer un eje en la programación. Se puede abordar la música de muchas maneras, destaca, pero lo que le interesa es este fondo programático, 'porque me gusta explicar un concierto'. Invitar a la gente a que escuche una obra, al tiempo que la conducen, como si fuera el ciclo de una filmoteca.Uno de los temas elegidos por Pons es Viena 1900, por lo que supuso de sacudida cultural en una ciudad en la que reinaba la cursilería y la ornamentación más exacerbada. Sissi por un lado y por otro Alma Mahler. Los Strauss dejando paso a los Schönberg, Mahler, etc. ¿Por qué sucede esto? La respuesta de Pons es investigar y centrarse en lo que acontece en la Viena de fin de siglo y aprovechar para rescatar esas obras maravillosas que no están en el repertorio 'por la dictadura del mercado', que decide esta obra sí y esta no. A veces con acierto, pero la elección supone que si una obra no suena no se puede opinar de ella. 'Hay que hacer sonar la música buena y yo respondo ante el público de ello', sostiene el maestro.

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