Diseñadores tras la barra
No hay nada como rematar una jornada de compras tomando una copa en el local del diseñador preferido. Al menos esto es lo que deben pensar estilistas de la talla de Giorgio Armani, Roberto Cavalli o el tándem formado por Domenico Dolce y Stefano Gabbana, que ofrecen a sus seguidores la posibilidad de degustar el aperitivo, cenar o tomar un cóctel en los cafés ideados por ellos mismos. Eso sí, siempre que el cliente se encuentre en Milán.
Dolce & Gabbana fueron uno de los primeros en poner en marcha una iniciativa de este tipo. Primero con el Post Garage -situado a las afueras de la ciudad y ya con otros dueños- y ahora con el Bar Martini, los diseñadores han querido brindar al cliente un momento de relax. Situado en pleno corazón de Milán, al Bar Martini se accede a través de una de las tiendas de moda hombre que los diseñadores tienen repartidas por la ciudad. 'El objetivo de este local', según fuentes de la firma, 'es mimar al cliente, convertirse en una especie de oasis en el ajetreo que supone esta ciudad'. El Bar Martini cuenta asimismo con una terraza, situada en el patio de estilo siciliano desde el que se accede también a la barbería y al grooming -un salón de belleza-.
La oferta, como la del resto de restaurantes de moda, es amplia. Hasta la madrugada, en algunos casos, el cliente tiene asegurado un momento de glamour en su interior.
A menos de un kilómetro de distancia, y siempre dentro del cuadrilátero del lujo, se encuentran el restaurante japonés Nobu y el club Privé, enclavados en el espacio comercial que el diseñador Giorgio Armani tiene en Via Manzoni. En él aglutina, a través de más de 8.000 metros cuadrados, sus colecciones de moda, hogar, un área para la música, flores, bombones y también su cafetería, el Emporio Armani Café, el restaurante japonés Nobu, el restaurante de cocina mediterránea y el Armani Privé.
Pero si lo que se busca es disfrutar de la noche milanesa otra opción puede ser el Just Cavalli Café. Punto de encuentro de famosos, artistas y deportistas, el bar, también restaurante y café, lleva impreso el sello inconfundible del diseñador toscano Roberto Cavalli. Con sillas y taburetes de piel de leopardo, la decoración es tan ecléctica como el resto de su linea. El local, cuenta con otro ingrediente. Situado a los pies de una de las más famosas torres de Milán, la Torre Branca, el visitante puede subir y contemplar una vista panorámica de la ciudad.
La entrada a estos locales, libre en todos los casos, no supone pagar sobreprecios, al menos con respecto a otros locales de la zona.
Gucci no ha querido quedarse fuera de esta fiebre por los locales y ya prepara la apertura -se espera antes de Navidad- de un café dentro de la tienda de complementos que el pasado verano inauguró en la Galleria Vittorio Emanuelle, siempre sin salir de Milán.
También en el spa
Diversificar el negocio de la moda hacia otras actividades parece ser el anhelo de los grandes diseñadores. Un ejemplo de ello es el acuerdo al que han llegado firmas como Bulgari para crear un hotel. Armani también parece querer seguir sus pasos y ha anunciado que en los próximos años tiene previsto construir 14 hoteles. Además, existen otras iniciativas, como el spa (en la imagen) que Gianfranco Ferré tiene en la milanesa Via Sant'Andrea.