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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

De nuevo, más deuda

Más que pedir, el secretario del Tesoro, John Snow, imploró al Congreso en agosto que aprobara una subida del actual límite de la deuda federal. Snow advertía que de no hacerse, el Gobierno no podría financiar sus operaciones corrientes durante mucho tiempo.

El Congreso, controlado por el partido republicano, decidió entonces no empañar la campaña electoral del presidente con un debate en el que salieran a relucir las palabras 'bancarrota del Estado' y 'la carga a las futuras generaciones'. La cuestión quedó pendiente hasta la semana pasada. Entonces, con la negativa de la minoría demócrata, el Congreso elevó 800.000 millones de dólares el límite legal de la deuda del Estado hasta los 8,18 billones. La cifra representa el 70% del PIB de EE UU.

El viernes el presidente George Bush oficializó con su firma esta autorización del Congreso. Bush se dio prisa (estaba prevista para hoy) porque el Gobierno llegó en octubre al límite de su capacidad de endeudamiento. Desde entonces, el Tesoro ha ido tomando prestado dinero de un fondo de pensiones de funcionarios para operar y el lunes se tuvo que posponer una subasta de bonos del Tesoro.

Es la tercera vez en la primera legislatura de Bush que el Congreso tiene que aprobar una autorización como esta. En total, esta administración ha pedido (y conseguido) que se le estire su capacidad de endeudamiento en 2.230 millones de dólares. La primera vez que se subió el límite de la deuda fue en 2002 (450.000 millones) y en 2003 se volvió a elevar con una cifra récord, 984.000 millones.

Para frustración del partido de la oposición, la aprobación por parte del Congreso se produjo sin que se reimpusieran restricciones legales al gasto o a los recortes fiscales que han estado vigentes con otras administraciones desde los ochenta.

Estas cautelas en el gasto o los ingresos es algo que podría frenar el déficit presupuestario, que el pasado año fue de 412.000 millones de dólares, pero también añaden complicaciones a una Casa Blanca determinada a rebajar más los impuestos. Los demócratas, que querían la reintroducción de las medidas de contención presupuestaria, volvieron a calificar al Gobierno de 'fiscalmente irresponsable'. Ni la Administración ni el Partido Republicano echan la culpa del déficit a los recortes de impuestos, tan solo al aumento de gastos por la 'guerra contra el terrorismo' y los efectos de la crisis de 2001. Bush ha prometido que reducirá los números rojos del presupuesto a la mitad en cinco años y los economistas americanos, según una encuesta publicada por The Wall Street Journal, le recomiendan que así lo haga y rápidamente. Aseguran que debe ser la prioridad del Gobierno pero muchos dudan que ocurra. El economista jefe de Morgan Stanley, Stephen Roach, cree que con la autorización para elevar la deuda, el Congreso ha dado a Bush un cheque en blanco para seguir aumentando el déficit.

Además, la administración Bush no es muy fina con sus previsiones. Aunque es cierto que en tiempos de crisis e incertidumbres es difícil acertar, el presidente no hace más que errar. Con respecto a la deuda, cuando tomó posesión dijo que no creía que hubiera que aumentar si límite hasta 2008. Puede que esté camino de equivocarse cuatro veces. Drew Matus, de Lehman Brothers calculaba que habrá un nuevo y más alto techo en 18 o 24 meses.

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