'Los premios son un medio de llegar a la gente'
Escribe novelas para llegar a la gente y los premios son un modo de conseguirlo, confiesa Lorenzo Silva (Madrid, 1966). El Premio Nadal en 2000 sirvió para que el público conociera a Bevilacqua y Chamorro, que vuelven con nuevas aventuras
Siempre le atrajo la novela policiaca. Con protagonista policía o, por qué no, guardia civil. Del desafío surgió El lejano país de los estanques, el primer caso de Bevilacqua y Chamorro. A la vista del éxito, Lorenzo Silva puso a la célebre pareja de guardias civiles a trabajar en nuevos casos. Mientras llega la cuarta entrega, el autor ha reunido cuatro historias de Bevilacqua en Nadie vale más que otro (Destino), crímenes en los que casi nada es lo que a simple vista parece.
Pregunta. ¿Cómo surgieron los personajes de Bevilacqua y Chamorro?
Respuesta. Siempre me pareció que la novela policiaca no había agotado en España todas sus posibilidades. Había pocos policías protagonistas y los que había eran raros. Echaba en falta novelas en torno al investigador criminal normal de este país. Si hablamos de la guardia civil ya era el colmo, porque había grandes prejuicios. La novela policiaca española se había desarrollado desde unas posiciones progresistas que parecían ser incompatibles con el protagonismo de miembros de un cuerpo armado que, además, eran militares. Creo que hay una falta de conocimiento del estamento. Yo no tengo especial mérito, he nacido y vivido mucho tiempo en una colonia militar. Pensaba que se podía hacer novela policíaca partiendo de estos personajes y que, al mismo tiempo, se podía tener una visión abierta, crítica y progresista o de izquierdas de la sociedad, que es la que personalmente tengo.
P. ¿El policiaco es un género maltratado?
R. Lo ha sido históricamente. Tengo alguna experiencia al respecto. Cuando El alquimista impaciente ganó el Nadal, muchos se preguntaban cómo era posible que el premio recayese en una novela de género policiaco. La respuesta la dan los lectores. En los últimos años en España ha salido el número suficiente de escritores de talla literaria y profundidad de pensamiento que escriben novelas policiacas. Como decía Raymond Chandler, una novela no es mejor ni peor por el género al que pertenecen, sino por quienes la escriben y por lo que tiene dentro.
P. En estos momentos trabaja en la cuarta novela de la pareja. ¿Prevé para ellos una larga vida literaria?
R. No tengo un plan preconcebido. ¿Habrá una quinta novela? Supongo que sí e incluso alguna más. Vengo escribiendo una cada dos años y pico y, entre medias, escribo otras cosas. No sólo me interesan las novelas policiacas.
P. Entre los temas que le interesan está la guerra de Marruecos -Carta blanca fue Premio Primavera 2004-. ¿Qué le atrae de él?
R. Con ese episodio mantengo cierta relación, tengo conexiones familiares con Marruecos y un abuelo que vivió el conflicto. La expresión literaria de los acontecimientos era muy interesante, pero parcial. Hay razones para criticar ferozmente a muchos de los militares que intervinieron y al Gobierno y al régimen que permitieron que se desatara la carnicería. Pero en medio hubo mucha gente, militares profesionales, entre ellos, mi abuelo, que no hicieron nada más que salir adelante como pudieron e intentar conservar la dignidad y esa gente no estaba en la literatura.
P. Las aventuras y las historias de amor no le salen.
R. Las aventuras, más, lo que es complicado es transmitir una historia de amor, es el género más difícil.
P. Defiende que un premio, y le han dado unos cuantos, es lo mejor que le puede pasar a un libro.
R. No considero un ideal hacer una carrera jalonada de premios. Pero es cierto que los premios son una manera de poder vivir dignamente haciendo lo que te gusta, que por otra parte no es ningún delito, y llegar a la gente. Me he presentado a premios en momentos puntuales: al principio, para que me respetaran; para dar a conocer a los personajes de Bevilacqua y Chamorro y, en el caso de Carta blanca, porque era una novela difícil que a través de ese premio podía interesar a más gente.
Una pareja literaria que ha saltado al cine
Lorenzo Silva tardó 34 días en escribir la primera novela de Bevilacqua y Chamorro. ¿El secreto? Tener pensada la historia antes. El autor tenía que aprovechar sus vacaciones, porque entonces trabajaba en otra cosa -ha sido abogado, auditor y asesor fiscal-.La novela tardó cuatro años en publicarse, después de ser rechazada por algunas editoriales. Hoy los personajes han dado el salto al cine (El alquimista impaciente) y hay un proyecto de serie de televisión. Otra novela, La flaqueza del bolchevique, también ha sido rodada.El escritor admite que hay elementos cinematográficos en sus relatos, pero su experiencia como guionista le ha enseñado lo difícil de trasladar a la pantalla los resortes de los personajes. 'Soy capaz de contar más cosas en una novela que en un guión. El cine tiene muchas limitaciones'.