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Imagen

Todos con corbata

La imagen de Luqman Arnold anunciando la compra de Abbey National Bank por el Grupo Santander no pasó inadvertida. Vestía traje de color negro, perfecto de corte, camisa de cuello italiano, pero sin corbata. A su lado aparecía Emilio Botín, trajeado y con su inseparable corbata roja.

La imagen de Luqman Arnold anunciando la compra de Abbey National Bank por el Grupo Santander no pasó inadvertida. Vestía traje de color negro, perfecto de corte, camisa de cuello italiano, pero sin corbata. A su lado aparecía Emilio Botín, trajeado y con su inseparable corbata roja. Era el 26 de julio y se presentaba en Londres el primer acuerdo. Tres meses más tarde, al margen de haber formalizado todos los detalles de la adquisición que se hará en firme el próximo día 12, algo había cambiado. El pasado 21 de octubre, Arnold asistió a la Junta extraordinaria de SCH. Su indumentaria era distinta: llevaba corbata, que no había sido elegida al azar. Usaba un modelo de color rojo, el tono institucional de la entidad financiera.

En España todavía se firman muy pocos acuerdos sin que haya corbatas de por medio. 'Parece que si no se utiliza este complemento es que no se es serio. La imagen de Arnold sorprendió porque el sector de la banca es muy tradicional, pero se puede entender su actitud si lo que pretende con su entidad es dar una imagen moderna, dirigida a clientes más jóvenes', afirma el diseñador Jorge Gómez, que critica la poca imaginación que le ponen muchos ejecutivos al atuendo. 'Está mal visto no utilizar corbata en el mundo de la empresa, pero los ejecutivos deberían prestar más atención a otros detalles, como es el corte del traje, el planchado o los calcetines, e incorporar un toque de modernidad en el vestuario', matiza el director de desarrollo internacional del Instituto de Empresa, Antonio Montes.

Prescindir de la corbata se puede seguir viendo como un acto de rebeldía, a pesar de que hay sectores, como el publicitario o el tecnológico, donde no se cuestiona su rechazo. Carlos Martínez Cabrera, presidente de la agencia de publicidad Contrapunto asegura que suele utilizar corbata, por exigencias laborales, media docena de veces al año. 'Se entiende que nuestro sector es más desenfadado, que somos creativos, y por ello hay una mayor tolerancia. Lo que sí tienes que ser es siempre muy respetuoso con quien tienes delante', explica. Incluso el poderoso empresario Amancio Ortega, fundador de Zara, no se pone corbata ni en las escasas fotos oficiales. 'La vestimenta es una pequeña parte del todo, que tiene que ver con la personalidad, con los gestos, con la mirada. Hay que tener una mayor tolerancia con los que deciden vestir de manera más informal', dice Martínez Cabrera.

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'Las empresas cuando seleccionan a sus candidatos se fijan en su imagen'

El cliente, el socio o el proveedor es el que suele marcar la formalidad del atuendo. Sin embargo, el diseñador Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España, considera que tanta corriente conservadora en el atuendo no es tan importante. 'Firmo varios contratos al año y no los firmo nunca con corbata. Eso demuestra también la mentalidad abierta de algunos empresarios, que le dan más valor a la estética y los resultados'.

Y asegura Lomba que son los sectores tradicionales los que dan valor al uso de la corbata y del traje. 'Para mí no es importante porque tenemos casos en España de emprendedores, como el caso de Amancio Ortega o del fundador de Camper, Antonio Fluxá, que nunca llevan corbata y que tienen una mentalidad muy abierta', explica el diseñador.

El desvelo por la imagen llega hasta los procesos de selección. Lo razona Antonio Montes, director de desarrollo internacional del Instituto de Empresa, que asegura: 'Las compañías cuando seleccionan a sus candidatos se fijan en la imagen que ofrecen para que vaya acorde con la cultura corporativa'. En cuanto al uso de las corbatas institucionales, algo que siguen los ejecutivos del Grupo Santander o los docentes de algunas escuelas de negocios, asegura que se trata de una moda importada de las universidades y escuelas de Estados Unidos. 'Los directivos españoles no son muy dados a seguir este tipo de modas o de tendencias colectivas. Preferimos el individualismo' declara.

En opinión de Montes, ejemplos de ejecutivos españoles elegantes pueden ser Juan Abelló, el ex presidente del Banco Popular, Luis Valls, o el ex presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina. 'La elegancia no es otra cosa que saber vestir de acuerdo con cada ocasión'. Y recomienda a los ejecutivos que presten atención a aquello que no se ve. Por ejemplo, los calcetines, que han de ir coordinados con el pantalón; el detalle de no abrochar del todo un traje de tres botones; o el planchado, el cuello o los puños de una camisa.

El directivo, al igual que cualquier otro profesional, debe transmitir credibilidad. Lo explica el profesor del IESE Brian Leggett: 'Ha de ser respetuoso con las expectativas de los clientes y si éstos se sienten a gusto con un modo de vestir informal, entonces el atuendo corriente es el adecuado'.

Por su parte, el editor y consultor de moda y tendencias de Réplica, Emilio Saliquet, afirma que los ejecutivos españoles 'no van bien vestidos'. Es más, 'los veo bastante arcaicos, no compran moda y son bastante aburridos'. Explica Saliquet que la imagen de un ejecutivo, elegante pero rompedor, en estos momentos puede ser la de aquel que lleve un traje de color negro, con una camisa de cuello italiano y un zapato en marrón claro. Un acierto.

Jorge Gómez. Diseñador de moda: 'La imagen es un elemento de la empresa'

No es algo personal. 'La imagen de un directivo es un elemento más de la empresa. Forma parte de su trabajo. Y, por tanto, debe cuidarse porque repercute en el beneficio de ella', afirma el diseñador Jorge Gómez. Sobre el uso de la corbata, asegura que se trata de un complemento que ofrece seguridad. 'Cuando alguien no la utiliza se asocia con aire informal, que no parece serio'.Según Gómez, los ejecutivos españoles pecan de tradicionales en el atuendo y no le echan imaginación al asunto, 'aunque es divertido ver la disparidad de estilos que hay dependiendo del sector'. Recomienda a todos los directivos que antes de elegir vestuario 'se lo piensen'. Que tengan en cuenta al tipo de cliente al que van a visitar, en definitiva, 'a la persona que tienen enfrente'. En opinión de este experto, a la vez que un directivo se preocupa por dominar idiomas debería prestar atención a la indumentaria y no descuidar ningún detalle, incluidos los zapatos.

Juan Mateo. Presidente de Training Lab: 'El hábito no hace al monje'

Dice que le gusta ir sin corbata, pero la utiliza por respeto. Juan Mateo, presidente de la consultora de formación Training Lab, recuerda la fotografía de Ángel Corcóstegui, por entonces consejero delegado de Santander, en mangas de camisa y sin corbata, anunciando al lado del presidente de Patagon la compra de la entidad online. 'Aquello tuvo mucho impacto en el mundo empresarial, que es bastante formalista'. Cree que llevar corbata no significa nada. 'Se debería desterrar la idea de que el hábito hace al monje. Hay que echarle imaginación al vestuario'. Sobre la imagen que ofreció Luqman Arnold en Londres, al lado de Emilio Botín, explica que fue una manera de decirle al banquero español 'que, de momento, no estaba dispuesto a rendirle pleitesia'. Una vez formalizada la compra del banco, 'no tuvo inconveniente en ponerse la corbata roja y meterse en la cultura de SCH', explica Mateo.

Beatriz González-Cristobal. Directora de Hermès Ibérica: 'La corbata es una coquetería maravillosa'

Considera a la corbata como una 'coquetería maravillosa'. La directora de Hermès, Beatriz González-Cristóbal, cree que se trata de una prenda que supone una alegría para el ejecutivo. Después de la explosión de internet y la moda que se impuso en las empresas de este sector de no utilizar esta prenda, la corbata vuelve a abrazar los cuellos de los varones 'Un ejecutivo puede ser sobrio en el traje, pero a su vez puede ser atrevido con la corbata. Es ahí donde le echan imaginación', afirma González-Cristóbal, que asegura que uno de sus momentos más placenteros del día es cuando observa, suele ser a media mañana, el mimo con el que los ejecutivos eligen sus corbatas en la tienda. 'Se la prueban ellos solos, la miran con tranquilidad. Eso significa que les preocupa y que le dedican tiempo'. Los colores preferidos por la mayoría de los ejecutivos suelen ser la gama del azul celeste y del rosa. Madrid es la tercera plaza de la casa Hermès, después de París y Nueva York, en venta de corbatas.

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