París se vuelca en el 20 aniversario de la muerte de Truffaut
De cómo la soledad y la falta de amor pueden desembocar en uno de los mayores talentos de la historia del cine.
Así fue el principio y el final de la vida de François Truffaut, un hijo único descuidado por su padres que se refugió en el cine y supo transformar la frustración en un enorme potencial para contar historias, muchas de ellas sobre sí mismo, metido en la piel de otro, que retrataron su pasión por la vida, por los libros (muchas de sus películas fueron adaptaciones literarias) y por la infancia.
Con motivo del veinte aniversario de su muerte, París le rinde homenaje con ciclos cinematográficos, reediciones de libros sobre el fenómeno de su aportación, números especiales y biografías y el reestreno en cine de Los 400 golpes, restaurada digitalmente imagen por imagen.
El actor Jean-Pierre Léaud protagonizó seguramente un experimento único en la historia del cine: seguir la evolución del mismo personaje durante casi veinte años, la vida del propio Truffaut, a través de varias películas autobiográficas. La audacia de la primera, Los 400 golpes (1959), primer largometraje del cineasta, fue premiada en el Festival de Cannes e iniciadora de la Nouvelle Vague, el rejuvenecimiento del cine francés que pronto se extendería por todo el mundo.
La bulimia cinematográfica del cineasta le llevaría a la crítica y a dirigir innumerables proyectos, como las charlas que mantuvo con su admirado Alfred Hitchcock y que dieron lugar a uno de los más bellos libros de entrevistas sobre la puesta en escena (Hitchcock/Truffaut).
Bajo su halo clásico, sus películas resultan de una inmensa riqueza. 'A una película le pido expresar la alegría de hacer cine o la angustia de hacer cine. Lo que queda entre las dos, es decir, las películas que no vibran, no me interesan', dijo.