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El Parlamento italiano indulta al mítico Cinquecentto

El mítico Fiat 500, hermano menor del no menos famoso 600, se resiste a desaparecer de las carreteras italianas engullido por los nuevos y más lujosos coches. El diminuto automóvil se ha convertido en una reliquia a la medida del congestionado tráfico de los centros urbanos de muchas ciudades italianas. Sus 2,98 metros de largo y su 1,32 de ancho convierten a este vehículo en un ejemplar casi único para sortear los frecuentes atascos y encontrar un preciado hueco para aparcar.

La normativa de tráfico, que obliga a introducir nuevos dispositivos de seguridad, y las de medio ambiente, que velan por la contaminación atmosférica, han puesto en la picota a los 600.000 Cinquecentto que aún circulan, algunos con más de 40 años.

Pero el Parlamento quiere salvarlo del peso de la ley. Ayer, según informa Efe, el Senado comenzó a tramitar una ley, firmada por la derecha y la izquierda, que garantice la continuidad del coche que marcó una época. El proyecto que debatirá el Parlamento tiene como fin cambiar el Código de la Circulación para permitir el tránsito por las áreas urbanas de automóviles con cilindrada inferior a los 1.000 centrímetros cubicos y con al menos 25 años de antigüedad, como le ocurre al 500. La condición es que pase las revisiones pertinentes y que su impacto ambiental relativo a la contaminación atmosférica resulte tan 'irrelevante', como sostiene el texto de la ley.

Los ecologistas argumentan que el minúsculo modelo de Fiat contamina como 200 vehículos actuales del segmento más pequeño

Algunos ecologistas y expertos en seguridad vial ya han puesto el grito en el cielo, porque consideran que el 500 es una 'máquina peligrosa' que habría que situar en su lugar justo para los tiempos modernos: el museo. Los ambientalistas argumentan que el minúsculo modelo de Fiat contamina como 200 modernos utilitarios del segmento más pequeño, sin contar las altas emisiones pasivas por evaporación de gasolina y aceite que se le atribuyen.

Expertos en seguridad vial señalan el riesgo para quien lo conduce, ya que la mayoría no lleva cinturón de seguridad -aunque muchos opinan que mejor no ponérselo dada la forma de sus asientos-, el depósito de gasolina delantero puede explotar en caso de choque y la visibilidad posterior está limitada.

Pero parece que ni las críticas de unos y otros, que rechaza de plano la presidenta del Fiat Club 500, Silvia Depaoli, tienen el peso ni el predicamento como para jubilar a este coqueto cochecito, que se empezó a fabricar en 1957 y del que se vendieron hasta el cese de su producción en 1975 un total de 3.678.000 unidades.

Salió de la cadena de montaje un año después del 600, del que heredó los conceptos técnicos, pero con la novedad de un motor bicilíndrico enfriado por aire, 479 centímetros cúbicos y una velocidad máxima de 85 kilómetros por hora. De partida no tuvo mucho éxito, tal vez porque era muy espartano e innovador, pero los sucesivos retoques le convirtieron a mediados de los sesenta en el coche por antonomasia de los jóvenes y las señoras.

Su encanto ha llegado hasta nuestros días, como lo demuestran los usuarios que todavía tiene en Italia y la iniciativa del mismo grupo Fiat que está preparando para 2007 su nuevo 500, que podría llamarse Trepiuno.

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