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Tribuna
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¿Debemos ser pesimistas?

Esta semana he asistido a un foro de debate en el que el vicepresidente Solbes disertaba sobre la necesidad de un nuevo modelo económico para la economía española, que esté basado en la innovación y en la productividad. La exposición tuvo un enfoque de largo plazo, e intentaba dilucidar cuáles son las variables claves para que nuestra economía siga mejorando sus niveles de empleo y de bienestar, en un entorno cada vez más globalizado.

En un foro organizado por un medio de comunicación especializado en economía, y por uno de los líderes mundiales en tecnología de la información, en el que estaban representados todos los estamentos del entorno económico, especialmente el mundo de la empresa, la sorpresa para el que escribe fue constatar que todas las preguntas de los asistentes, y las crónicas de los medios, fueron sobre la coyuntura actual de la economía española.

La primera conclusión es que parece que todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de incrementar nuestra productividad a largo plazo, pero la incertidumbre que está provocando la subida de los precios del crudo ha llevado a los agentes a limitar su horizonte de expectativas a 2005.

La economía española mantiene buenas perspectivas para 2005, especialmente comparadas con las de los socios europeos

Sin duda esta preocupación está más que fundamentada, ya que los efectos negativos sobre el crecimiento ya han comenzado a notarse, principalmente sobre el consumo privado en EE UU, y aunque de momento el efecto no se ha traducido en mayor inflación, la memoria histórica explica él porque del aumento de la incertidumbre.

Todos los organismos internacionales, y el consenso de analistas coinciden en anticipar que el impacto de la subida de los precios del petróleo sobre la inflación mundial será muy limitado y que la mayor parte del ajuste se realizará sobre el crecimiento económico, lo cual reducirá la demanda de crudo y permitirá una caída gradual de los precios a lo largo de 2005. No obstante, el Gobierno debe asumir su responsabilidad y debería proponerse mejorar la coordinación de la política de comunicación de los distintos ministerios, con el fin de transmitir coherencia y seguridad a los agentes. Sin duda el vicepresidente estuvo bien en sus respuestas, y debería prodigarse más en sus apariciones públicas.

La segunda conclusión que pude sacar de ese foro es que, la caída del PIB español en el primer semestre de 2004 ha generado muchas dudas sobre la evolución de la economía española para este segundo semestre y sobre todo para el próximo año. En Intermoney discrepamos de esta interpretación pesimista sobre el menor crecimiento económico. Aunque es cierto que el dato de PIB es menor, la causa ha sido por una aportación más negativa de nuestro sector exterior, y muy especialmente por el aumento de las importaciones. Sin embargo, el consumo y la inversión en construcción mantienen tasas de crecimiento elevadas y además se ha producido una fuerte recuperación de los bienes de equipo, que explica el mayor crecimiento de la demanda interna durante los dos primeros trimestres.

Este aumento de la demanda interna, a su vez, ha sido la causa del mayor crecimiento de las importaciones. Las exportaciones de bienes, se han beneficiado de la recuperación de nuestros vecinos europeos y han crecido con fuerza, a pesar de la perdida de competitividad por el diferencial de inflación acumulado en los últimos años con respecto a la zona euro.

El sector más perjudicado ha sido el turístico donde los precios en España han crecido muy por encima de nuestros principales competidores, y donde la apreciación del euro les ha perjudicado, especialmente con respecto a los destinos caribeños. Esto también ha empeorado nuestro saldo externo.

En resumen, las dos variables que explican gran parte del crecimiento de la economía española en los últimos años, como son el consumo y la construcción, siguen manteniendo altas tasas de crecimiento y todo apunta a que en 2005, seguirán siendo las bases de nuestro crecimiento. Por otro lado, la inversión en bienes de equipo seguirá recuperándose, lo cual a medio plazo permitirá a nuestras empresas incrementar la productividad y compensar el diferencial de inflación, que sigue manteniendo nuestra economía.

Citando a San Agustín: 'Cuando me analizó me deprimo, pero cuando me comparo me ensalzo'. Sin duda que tenemos problemas y que es necesario acometerlos cuanto antes, pero nuestra economía sigue manteniendo buenas perspectivas para 2005, especialmente si las comparamos con las de nuestros socios comunitarios. No obstante, la incertidumbre es una realidad y el Gobierno tiene que incluir esta variable en su agenda de política económica.

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