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Crisis

El sector del calzado se prepara para otros dos años difíciles

Si 2003 fue un ejercicio desastroso para el calzado español, en este año y el que viene se corre el riesgo de ser igual o peor. Las previsiones que manejan las Cámaras de Comercio no dejan ninguna duda. Para 2004 y 2005, los técnicos estiman una caída de la producción del 1,9%, y un descenso de las exportaciones del 2,1%, que hará que se registre de nuevo destrucción neta de empleo (un 0,2%), en un sector que da de comer a casi 50.000 familias en 2.300 pequeñas empresas.

Elche, ciudad donde el calzado alcanza tintes de monocultivo, simboliza la situación del sector. La localidad ha sido escenario en las últimas semanas de manifestaciones en protesta por la importación de zapatos procedentes de China. Una de ellas acabó rozando tintes xenófobos, con graves incidentes y varios detenidos tras la quema de instalaciones de comerciantes chinos. Y es que los precios a los que los asiáticos venden sus productos (aprovechándose de los menores salarios en China) son mucho más bajos que los que ofrecen los talleres ilicitanos.

Para la patronal FICE (Federación de Industrias del Calzado Español), el problema del sector hay que buscarlo en el interior y en el exterior. Las causas externas se centran en la fortaleza del euro respecto al dólar, que ha complicado las exportaciones mientras las importaciones han crecido de forma exponencial. Pero también, según fuentes de la patronal, 'no existen controles aduaneros suficientes' y ello hace que los 61,9 millones de pares que se declaran sean, en realidad, muchos más, ya que en múltiples ocasiones la policía ha descubierto contenedores con más material del declarado.

Pero quizá el mayor problema esté dentro de casa. 'Hace décadas los americanos pidieron que hiciéramos pares y pares de zapatos. Entonces no se apostó por el diseño o la tecnología. Así hasta hoy. Se trataba de hacer muchos zapatos a precios muy bajos', reconocen a Cinco Días varios empresarios del sector, que prefieren quedar en el anonimato. Así nació una economía sumergida que alcanza el 30%, según los sindicatos. Resulta paradójico que en las manifestaciones se proteste precisamente por el freno de la actividad sumergida, que los propios empresarios han fomentado.

Ahora la patronal aboga por medidas como la formación profesional y la calidad del producto. En otras palabras, una reconversión industrial para dejar de competir vía precio. El objetivo final es paliar la sangría de puestos de trabajo y cierre de empresas. Según UGT, durante 2003 se tramitaron en las comarcas alicantinas del Vinalopó (donde se concentra el sector) expedientes de regulación de empleo que afectaron a 60 empresas y 780 empleados.

Según el alcalde de Elche, Diego Macià, en los últimos años se han perdido entre 1.500 y 2.000 empleos anuales (se incluyen los 'sumergidos') y unos 20.000 puestos de trabajo están en el aire si no se toman medidas.

Alternativas en el diseño y la deslocalización

El panorama no es nada halagüeño, si bien hay experiencias que demuestran que el sector tiene futuro.Panama Jack, Pikolinos o Ras Shoes, son empresas con proyectos que han salido adelante. Su punto fuerte ha sido el diseño y una importante estrategia de mercadotecnia que ha fortalecido su marca en todo el mundo.Desde su nacimiento, estas empresas han optado por un modelo distinto al tradicional del mercado ilicitano: centrar su actividad en el diseño del producto y externalizar la producción.Ahora, estas empresas que fabricaban fundamentalmente en Elche se han visto obligadas en parte a trasladar parte de su producción a otros países con mano de obra más barata.Sin embargo su actividad como empresa sigue siendo muy importante. Sociedades con beneficios y que emplean a un buen número de empleados con alto nivel de formación. Ese, quizá, es el futuro del sector. Un futuro no exento de riesgos, ya que cuánto más conocida es la marca más se arriesga a ser objeto de las falsificaciones.Una práctica que alcanza cuotas increíbles, cuando los falsificadores (que pueden ser chinos, brasileños o egipcios, no hay fronteras para ello) van a una tienda, compran un par de zapatos de una marca conocida y, con ellas de muestra, acuden a las mismas ferias a las que van los fabricantes originales y ofrecen el producto a un precio mucho más atractivo.La mayor promoción internacional del calzado hecho en España es otra de las medidas que la patronal ha exigido al ministro de Industria, José Montilla, para salvar la difícil situación que se agrava mes a mes, con la pérdida de ventas al exterior.

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